(Catholic Herald/InfoCatólica) El cardenal Agostino Cacciavillan, quien se desempeñó como pro-nuncio en los Estados Unidos desde 1990 hasta 1998, ha asegurado a Catholic News Serviceo que recibió una llamada telefónica de una mujer en los meses anteriores a la visita de San Juan Pablo II a los Estados Unidos en 1995.
«Recuerdo que en 1994, durante la preparación de la visita papal a Nueva York, Newark y Baltimore Recibí una llamada telefónica en la Nunciatura Apostólica en Washington, D.C», explica el cardenal, de 93 años de edad.
Según el purpurado, la persona que llamaba temía que hubiera un «escándalo mediático si el Papa visitaba Newark», la diócesis del arzobispo McCarrick, debido a «voces (rumores) sobre el comportamiento de McCarrick con los seminaristas».
«No fue una queja formal, sino la expresión de una preocupación», añadió.
El cardenal Cacciavillan dijo que informó del asunto al entonces arzobispo de Nueva York, el cardenal John O'Connor, porque era «el obispo más cercano. Nadie mejor que el arzobispo de Nueva York sabría lo que estaba sucediendo en la Archidiócesis de Newark».
El cardenal O'Connor realizó «una investigación» y le dijo al Nuncio que «no había obstáculos para la visita del Papa a Newark».
El cardenal Cacciavillan describe al cardenal O’Connor, fallecido el año 2000, como una «persona muy competente», y añade que no tenía motivos para dudar de la fiabilidad de su investigación.
Al preguntarle por qué creía que la llamada telefónica justificaba una consulta, el cardenal Cacciavillan respondió: «Pensé que era algo importante».
El Cardenal Cacciavillan dijo a CNS que si bien se encontró con frecuencia con el Arzobispo McCarrick durante los ocho años en que se desempeñó como nuncio, nunca habló con él sobre los rumores ni informó al Vaticano.
De hecho, explica, la primera vez que habló con alguien del Vaticano sobre los rumores fue el 7 de octubre durante una visita al cardenal canadiense Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos. Ese mismo día, el cardenal Ouellet había publicado una carta abierta en respuesta a las denuncias del arzobispo Carlo Maria Vigano, también ex nuncio en EE.UU, de que el papa Francisco había sabido durante años sobre el comportamiento del arzobispo McCarrick y no había hecho nada al respecto, hasta que se hicieron acusaciones sobre él por abuso sexual a menores
Entrevistado en su apartamento del Vaticano, el cardenal Cacciavillan negó la información de que ordenó al entonces arzobispo McCarrick vender su casa en la playa en Sea Girt, Nueva Jersey, donde presuntamente invitaba a grupos de seminaristas para mantener relaciones con ellos. El arzobispo McCarrick vendió la casa en 1997 mientras el cardenal Cacciavillan todavía era Nuncio.
El cardenal Cacciavillan no aparece en las cartas del Arzobispo Vigano sobre el caso McCarrick, a diferencia de los sucesores del cardenal Cacciavillan, los arzobispos Gabriel Montalvo y Pietro Sambi.