(Fides) El número de delegaciones presente en el evento fue confirmado ayer, lunes 8 de octubre, por el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajistán, Aibek Smadiyarov.
Al Congreso, titulado «Líderes religiosos por un mundo seguro», asistirá el presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, junto con representantes del islam, el cristianismo, el budismo, el judaísmo, el hinduismo, el taoísmo, el zoroastrismo y miembros de organizaciones religiosas y cívicas. También participará el presidente serbio Aleksandar Vucic y el secretario general de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, Thomas Greminger, asistirán igualmente al evento. Una de las cuatro secciones de trabajo estará dedicada a la contribución que los líderes religiosos y políticos están llamados a ofrecer para superar el extremismo y el terrorismo.
El Primer Congreso de Religiones Tradicionales Mundiales y Nacionales fue convocado por el Presidente Nazarbaiev en Astana los días 23 y 24 de septiembre de 2003. En esa ocasión, delegados de alto nivel enviados por 17 iniciativas e instituciones religiosas y confesionales de todo el mundo se sentaron en la gran mesa redonda en la sala del Saltanat Saraiy, el palacio de ceremonias, entre tapices rojos y columnas turquesas, para «relanzar» las consignas del diálogo y la libertad religiosa desde el corazón de Eurasia, es decir, cerca de Afganistán, Pakistán, Irak, Azerbaiyán; en la zona (Asia Central) que, según los teóricos del choque entre civilizaciones, representaba el epicentro de todos los conflictos de matriz étnico-religiosa que todavía preocupan al mundo globalizado.
Ese Congreso, desde las declaraciones programáticas de los organizadores, tuvo como modelo la Jornada de Oración por la Paz en el Mundo, convocada en Asís por Juan Pablo II el 24 de enero de 2002, para reafirmar el aporte positivo de las diferentes tradiciones religiosas al diálogo y a la armonía entre los pueblos y las naciones. También los dos días en Astana (2003) tuvieron la intención de refutar el clima mental posterior al 11 de septiembre, que identificó el factor religioso como el combustible de bajo costo de los nuevos conflictos geopolíticos. Ya en esa ocasión, la Santa Sede estuvo representada en el foro interreligioso de Astana por una delegación de alto nivel, encabezada por el Cardenal Jozef Tomko, quien fue prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos desde 1985 hasta 2001, y que en 2003 presidía el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales.