(Asia News/InfoCatólica) El primer purpurado de Myanmar subraya que el país está atravesando «una fase histórica comprometedora». «El pueblo espera desde hace tiempo verdadera libertad y desarrollo humano- afirma-. Los jóvenes esperan nuevas oportunidades de trabajo remunerativas. Miles de trabajadores migrantes desean volver a sus casas, es su gran sueño. Es un país lleno esperanza».
El Card. Bo menciona los desafíos que enfrentó su pueblo desde la colonización, marcado por los conflictos, los desplazamientos forzados y por las migraciones que han herido a la nación. El arzobispo de Rangún también recuerda que «desde 2010, sugieron señales de esperanza en el horizonte» y advierte que «el proceso de paz es un mandato urgente».
«La democracia debe reforzarse. Está todavía en su infancia», declara el purpurado renovando su apoyo a la líder democrática Aung San Sui Kyi. «En sus manos-prosigue- el pueblo de Myanmar renueva la esperanza en un país de paz y prosperidad. Este espera que complete su mandato llevando comprensión entre el gobierno civil, el ejército y el clero budista para una paz duradera».. Para que esto suceda, el rol del ejército en la transición es «muy importante». El gobierno civil y los militares deben colaborar, para hacer de este país una nación de esperanza para millones de personas».
El Card. Bo cita también un comunicado conjunto, dado el 23 de agosto pasado por la Conferencia episcopal (CBCM), el Consejo de la Iglesias (MCC), la Alianza Cristiana Evangélica (MECA) y la Cooperación para la Misión de Cristo. El documento afirma: «En la presente situación, sentimos que elementos destructivos, presiones y trastornos indebidos obstaculizan la construcción de la paz entre las diversas entidades y los esfuerzos de la Unión para construir una Unión federal democrática». Aludiendo luego a los conflictos étnicos y a las emergencias humanitarias que afligen al país como aquellas en los Estados de Rakhine y Kachin el arzobispo critica el uso de «términos extremos. «(Palabras como) Genocidio, limpieza étnica, sanciones, Icc no ayudan en nuestro camino hacia la paz y la democracia- ´prosigue-. Comprendiendo nuestras situaciones delicadas, necesitamos de la cooperación de parte de la comunidad internacional». Concluyendo su pedido, el card. Bo afirma: «MYanmar es una nación de promesas. Dejen que todos contribuyamos en realizarlas. Vayamos hacia adelante».