(EFE) El carismático gurú de 63 años, cuyo nombre real era Chizuo Matsumoto, ha sido ejecutado este viernes por ahorcamiento junto a otros seis de los 13 miembros de la secta –llamada Aum Shinrikyo en japonés– condenados a pena de muerte por un atentado que costó la vida a 13 personas y dejó a decenas en estado casi vegetativo.
Los otros seis ahorcados son Yoshihiro Inoue, de 48 años, Tomomitsu Niimi, de 54, Tomomasa Nakagawa, de 55, Kiyohide Hayakawa, de 68, Masami Tsuchiya, de 53, y Seiichi Endo, de 58, según informó en rueda de prensa el Ministerio de Justicia. Todos ellos eran lugartenientes cercanos de Asahara y considerados como los cerebros detrás de la mayoría de crímenes perpetrados por la organización.
De ellos, solo Niimi –considerado el «Ministro de Asuntos Internos» de la secta– participó en el ataque al metro, en este caso como conductor para facilitar la huida de uno de los cinco miembros que depositaron y perforaron los paquetes de sarín en los vagones del suburbano en la hora punta matinal del 20 de marzo de 1995.
Una secta muy peligrosa
Asahara, que padecía una ceguera casi total desde la infancia, llevaba detenido desde mayo de 1995, dos meses después del ataque en la red de metro de la capital japonesa. Fue condenado a la pena capital –Japón es el único país industrializado junto a EEUU que la mantiene– en 2004 por ese atentado y otros como el perpetrado también con gas sarín en 1994 en la ciudad de Matsumoto –centro del país–, donde murieron ocho personas y 100 resultaron heridas.
La ejecuciones de este viernes llegan tras un proceso de más de 20 años en el que todos los implicados en los ataques han sido juzgados y condenados, y después de que el pasado enero el Tribunal Supremo rechazara el último recurso.
Fundada en 1984, Aum se convirtió en apenas una década en una temible organización capaz de desarrollar agentes químicos y biológicos y armas ligeras, e incluso presentó una lista de candidatos a las elecciones generales de 1990 que no logró representación parlamentaria.