(AIN) La catedral Nuestra Señora de Arabia en Awali, Baréin, dio un paso en pos de su finalización el 10 de junio con una ceremonia para poner la primera piedra e iniciar las obras de construcción. El emplazamiento de la nueva catedral de Baréin es el escenario que se convertirá en la sede de la Iglesia en la Península Arábiga septentrional.
Al acto, que incluyó la Liturgia de la Palabra, acudieron muchos miembros del clero y dignatarios; entre ellos los embajadores de Italia y Francia), un representante del Rey de Bahréin, el Nuncio Apostólico Arzobispo Francisco Montecillo Padilla y el Obispo del Vicariato Apostólico, Camillo Ballin. Así mismo asistieron representantes de los países que incluyen el Vicariato Apostólico de Arabia del Norte (Bahréin, Kuwait, Qatar y Arabia Saudí.
En el emplazamiento también se enterró en los cimientos una «cápsula del tiempo» que contiene la historia de la Iglesia Católica, la historia de la Iglesia del Vicariato e información adicional sobre la catedral.
Historia y desarrollo del proyecto de construcción
Este proyecto lleva varios años en marcha. Todo comenzó con un inesperado hecho del 11 de febrero de 2013, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, cuando el Rey de Baréin, Hamad Bin Isa Al Khalifa, donó a la comunidad católica un terreno de 9.000 metros cuadrados para construir una nueva iglesia.
La construcción de la catedral depende de muchos factores. Sólo la perseverancia ante las dificultades y la buena voluntad de los fieles y autoridades locales han permitido que el proyecto avance. Además, el factor de la obtención de fondos está siempre presente, pues la adquisición del material de construcción es una de las muchas cosas que deben organizarse regularmente.
Un notable contribuyente al proyecto es Ayuda a la Iglesia Necesitada, la fundación pontificia que asiste a las comunidades católicas más necesitadas y perseguidas del mundo. El P. Andrzej Halemba, la cabeza visible del proyecto por parte de AIN, estuvo presente en la ceremonia del inicio de las obras y dijo que ver cómo la catedral da un paso en pos de convertirse en una realidad era un hecho memorable.
«Fue un momento de gran alegría», dijo el P. Halemba. «Fue un momento para rezar, un encuentro profundamente espiritual y un momento para depositar nuestra confianza en el Señor. En la Liturgia de la Palabra oramos por el país y por la gente que vive aquí».
Lugar de culto y atención social y educativa de los católicos
La catedral de Nuestra Señora de Arabia será un edificio que no solo dará respuesta a las necesidades espirituales de los creyentes: en total, una población de casi 5 millones de personas en los cuatro países que engloba del Vicariato Apostólico. También contará con un edificio adyacente para actos sociales y educativos. Esta es una necesidad de particular importancia para los católicos «locales», pues este grupo se compone principalmente de inmigrantes de la India, de Filipinas y Bangladesh que realizan trabajos como jornaleros y servicio doméstico para apoyar a las familias que han dejado atrás en sus países. Al ser una minoría tanto desde el punto religioso como étnico, no es inusual que esta gente sea discriminada y sufra desventajas en sus condiciones laborales.
«En Bahréin la situación no es demasiado mala, lo peor que puede ocurrir es la tentación de explotar a los trabajadores que vienen aquí. Los inmigrantes a veces son obligados a trabajar en condiciones extremas como en mayo, con más de 47 grados centígrados.»
«Estaremos en condiciones de impartir clases de inglés y cursos para sensibilizar a los inmigrantes acerca de la cultura local. Esto es muy importante para la gente que viene a trabajar, porque les facilita su estancia aquí, lejos de sus casas», explicó el P. Halemba. «Además, su seguridad puede correr peligro si no son conscientes de la cultura y si, sin querer, se comportan de una forma que ofende a la población local».
Cuando la catedral esté lista, los creyentes inmigrantes tendrán un lugar donde reunirse para el culto. La catedral será un signo visible de la buena voluntad de la gente y del Reino de Bahréin hacia la comunidad cristiana de la Península Arábiga, un símbolo significativo en una región en la que muchos arriesgan su vida y algunos la pierden por practicar su fe.
El proyecto todavía necesita más fondos para poder ser llevado a cabo. Los creyentes de Bahréin han aportado gran parte de los fondos ellos mismos, lo que nos recuerda al óbolo de la viuda, y han compartido lo que tienen, a pesar de que sus recursos sean escasos, con el fin de ver cómo este lugar de culto se hace realidad.
El Obispo también ha intentado reunir fondos en los Estados Unidos de América. En la actualidad, Ayuda a la Iglesia Necesitada es uno de los principales donantes de fondos.
«Todavía nos queda camino por andar», ha dicho el P. Halemba, «todavía tenemos que reunir más fondos. Veremos cómo avanzamos en los próximos tiempos».