(Gaudium Press/Infocatólica) Doce años después de que el caso de Nadia Eweida llamara la atención de la opinión pública mundial por haber sido despedida de la aerolínea British Airways por llevar al cuello una cruz que se negó a cubrir con su uniforme, la Ministra de Igualdad del Reino Unido, Victoria Atkins anunció que publicará una nueva norma gubernamental que admitirá el derecho de los trabajadores a llevar símbolos religiosos que no interfieran con su trabajo.
El anuncio fue providencialmente realizado el pasado 13 de mayo, cuando la Iglesia Católica conmemoraba la fiesta de Nuestra Señora de Fátima. Según informó National Catholic Register, la regulación dirá textualmente: «Los empleadores deberían ser flexibles y no establecer códigos de vestuario que prohíban símbolos religiosos que no interfieren con el trabajo de un empleado».
A pesar de parecer una materia sencilla y, de acuerdo a la realidad de muchos países, un asunto de sentido común, en realidad Eweida perdió en Inglaterra la batalla jurídica que emprendió en su momento en contra de la aerolínea. En 2008, un tribunal de empleos negó su solicitud de demanda por discriminación religiosa, posición que fue ratificada por una Corte de Apelaciones en 2010. La Corte Suprema de Reino Unido no quiso estudiar el caso y sólo la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo decidió a su favor en enero de 2013. Se requirieron cinco años para que su caso permita un cambio normativo en Inglaterra.
«La cruz de la señora Eweida era discreta y no podría haber hecho un detrimento de su apariencia profesional», estableció la Corte europea. «No había evidencia de que el llevar otros objetos de vestimenta religiosa previamente autorizados como los turbantes y las hijabs por otros empleados haya tenido ningún impacto negativo sobre la marca o imagen de British Airways». La sentencia del tribunal europeo impuso una indemnización de dos mil euros por los daños ocasionados a Eweida y además una retribución de treinta mil euros por los costos legales.
El caso de Nadia Eweida fue financiado a través de la ONG Alliance Defending Freedom International, que destacó el éxito ante la Corte europea a través de su consejero legal, Paul Coleman: «Esto es verdaderamente histórico ya que es la primera vez que el Reino Unido ha perdido un caso de libertad religiosa ante una Corte Europea de Derechos Humanos. Estamos complacidos de que la Corte haya reconocido que los empleados no deben ser discriminados sobre la base de su fe cristiana».