(Agencias/infoCatólica) Hombres armados dispararon durante la celebración de un Misa en la iglesia católica de Nuestra Señora de Fátima en Bangui. Con casi total seguridad los atacantes eran del colectivo de musulmanes del distrito PK5 de la capital centroafricana, vecino al distrito donde está situada la parroquia. El ataque desencadenó una ola de actos violentos y represalias en la capital centroafricana, que provocaron un número indeterminado de muertos y heridos.
Se da la circunstancia de que 21 personas murieron el mes pasado en el distrito PK5, cuando una misión conjunta de las fuerzas de paz de la ONU y las fuerzas de seguridad locales para desarmar a las bandas criminales acabó en combates abiertos.
«Estábamos en plena Misa en la iglesia esta mañana. Los criminales rordearon la iglesia y comenzaron a disparar con armas y granadas. Diez personas murieron en el lugar, incluido el padre Albert Toungoumale Baba. Hay muchos heridos de bala y por la explosión de las granadas», dijo a Efe Signey Yamalé, un fiel de la parroquia testigo de los hechos.
Uno de los fallecidos es el P. Albert Toungoumale Baba, según confirmó el portavoz de la archidiócesis de Bangui, Walter Brad Mazangue. Una multitud de miles de manifestantes airados y enojados cubrieron el cuerpo del sacerdote con una sábana, y en una camilla improvisada le llevaron hacia el palacio presidencial exigiendo justicia, segú dijo un testigo de Reuters.
No es la primera vez
El 28 de mayo del 2014, la iglesia de Nuestra Señora de Fátima ya había sufrido otro atentado en el que murieron 17 personas. El ataque fue el peor desde que el grupo islámico Seleka fue desplazado del poder en enero de 2014. El 10 de septiembre de 2015 sufrió un nuevo ataque con granadas a unos 800 metros de donde se localiza el templo.
La República Centroafricana vive un complicado proceso de transición desde que en 2013 los rebeldes Séléka derrocaran al presidente François Bozizé, desatando una ola de violencia sectaria entre musulmanes y cristianos que causó miles de muertos y ha obligado a cerca de un millón de personas a abandonar sus hogares.