(InfoCatólica) Por razones obvias, el blanco de las críticas del protestantismo español suele ser la Iglesia Católica, pero esa unanimidad no impide que, de vez en cuando, surjan acerbas guerras internas entre las diversas confesiones protestantes presentes en España.
Desde hace varios años, los protestantes españoles están divididos en relación con sus posturas favorables o de rechazo ante la ideología LGTB. Esa división ha dado lugar a acusaciones muy graves de unos grupos contra otros y a estrategias para que las instituciones y organismos protestantes en España se decanten oficialmente por una u otra postura.
El grupo protestante que ha tomado protagonismo en la “inclusividad” de las relaciones homosexuales es, desde hace años, la Iglesia Evangélica Española (IEE), que podría considerarse uno de los decanos del protestantismo español, al haber sido fundada en la segunda mitad del siglo XIX (entonces con el nombre de Iglesia Cristiana Española). Este grupo surgió de la unión de confesiones protestantes históricas, como los presbiterianos, metodistas, luteranos y congregacionalistas. Al igual que esas confesiones en otros países, la IEE ha adoptado con entusiasmo la ideología de género y otros principios básicos de la posmodernidad, en particular la bondad y legitimidad de las parejas del mismo sexo en pie de igualdad con las heterosexuales.
Frente a la postura de la IEE se colocan los grupos protestantes actualmente más numerosos en España, conocidos en conjunto como “evangélicos” (en una terminología algo confusa), y que abarcan diferentes denominaciones como la de los bautistas, reformados -calvinistas-, asambleas de hermanos, pentecostales, y adventistas del séptimo día (aunque estos últimos no son considerados verdaderos protestantes ya que siguen las enseñanzas de Hellen White). Generalmente, mantienen una estrecha vinculación con los Estados Unidos y el protestantismo latinoamericano, en contraste con el carácter más europeo de la IEE. Estos grupos se oponen a la ideología LGTB en nombre de la doctrina bíblica, que condena con gran claridad los actos homosexuales tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Por esta insistencia en tomar en serio los preceptos de la Escritura, aunque vayan contra las modas actuales, los evangélicos son considerados por otros protestantes como fundamentalistas.
Además de por su creciente número, los evangélicos españoles gozan de un significativo peso informativo gracias al diario Protestante Digital. Este medio, fundado en 1993 y dirigido por Pedro Tarquis, ha sido especialmente crítico con la postura “inclusiva” de la IEE ante la ideología de género y las uniones del mismo sexo.
La disputa abierta se inició en 2014, cuando el Consejo Evangélico de Madrid comenzó los trámites para expulsar a la IEE por su postura favorable a la ideología LGTB, a pesar de que tratarse de uno de los miembros fundadores del Consejo. En aquel momento, la pastora Esther Ruiz de la IEE concedió una entrevista al blog Homoprotestantes en la que acusó al Consejo Evangélico de “fundamentalistas” e “inquisidores”, que discriminaban a una “Iglesia plural” como la IEE. En su opinión, “la relación personal y la experiencia de fe” no tenían que ver “con el sexo, sino con la persona”.
En la polémica, la Iglesia Evangélica Española contó con el apoyo de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE), es decir, los anglicanos españoles, cuya iglesia más conocida es la Catedral Anglicana del Redentor en Madrid. Esta confesión, que cuenta con un obispo y varias parroquias, rechazó la expulsión sufrida por la IEE, porque a su juicio olvidaba “el pluralismo propio del protestantismo y de las iglesias de la Reforma”.
El proceso de expulsión se prolongó durante tres años y finalmente llegó a su término en 2017, cuando la IEE perdió sus derechos de voz, voto y asistencia a las Asambleas Generales del CEM, aunque mantuvo teóricamente su calidad de miembro, pero de manera “inactiva”.
La expulsión, sin embargo, no finalizó la disputa, sino que meramente la trasladó a otro organismo: la FEREDE. Se trata de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, a la que pertenecen la mayoría de las comunidades evangélicas del territorio español. Esta institución tiene una importancia fundamental para los protestantes españoles, porque es el interlocutor único de la Administración española en todo lo relacionado con los Acuerdos de Cooperación firmados en 1992 entre las comunidades evangélicas y el Estado.
Hace unos días, el diario Protestante Digital escribió un artículo titulado “La IEE pone la Biblia en el ‘altar’ del orgullo gay”, señalando la incongruencia de que la IEE siguiera perteneciendo a la FEREDE. Según parece, el diario protestante había guardado silencio durante las conmemoraciones del aniversario de la Reforma luterana, pero consideraba que la actitud de la IEE durante la celebración del Día del Orgullo Gay en Madrid (con la colaboración de los anglicanos españoles y la participación del exmonseñor Krzysztof Charamsa) hacía inconveniente el papel de esta comunidad en la Federación protestante. En otro artículo se criticaba también su recepción del premio Arco Iris, otorgado a la IEE por el colectivo de Cristian@s LGTBI el pasado mes de junio. Protestante Digital señalaba asimismo que, el próximo mes de marzo, la FEREDE tenía previsto“reflexionar sobre las relaciones de la IEE con la propia FEREDE”, lo que se consideró una advertencia.
Como respuesta, la revista protestante progresista Lupa Protestante (en la que escribe José Tamayo) publicó hace unos días otro artículo, firmado por Alex Roig, con el título “Parodia gnóstica del mensaje liberador de Jesús”. Este último artículo, cuajado de invectivas, respondía a Protestante Digital con acusaciones de “conservadurismo cultural”, una perspectiva “retrógrada”, “tono entre conspirativo y apocalíptico”, “valores conservadores, patriarcales y homofóbicos” como “agenda única que les une”, “miopía” y “manipulación”.
Ante este ambiente lleno de tensión, es posible augurar que la 61ª Asamblea General de la FEREDE, el próximo mes de marzo, será el escenario de nuevas disputas.