(Diario Altoaragón) El obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo, ha llamado a muchas puertas, entre los ámbitos eclesiástico y civil, antes de tomar la decisión de llevar a la vía civil el litigio por la devolución de 113 obras de parroquias diocesanas que siguen en el Museo de Lérida a pesar del Decreto definitivo de la Signatura Apostólica de 28 de abril de 2007, que ordenó la devolución de las obras al Obispado de Barbastro-Monzón.
El litigio comenzó hace 20 años con el primer recurso interpuesto, el 7 de agosto de 1998, por el obispo de Lérida Ramón Malla ante la Congregación para los Obispos. La demanda se presentará en el Juzgado de Barbastro y Mons. Ángel Pérez analiza la situación en la entrevista concedida a Diardo del Altoaragón:
¿Qué previsión de fechas tiene para presentarla?
Cuando el equipo jurídico tenga la documentación lista. Calculo que será a finales de enero y tenga por seguro que informaremos a todos los medios.
¿Por qué se tenía la intención de presentarla en Lérida si las parroquias propietarias están en Huesca?
La respuesta a esta pregunta la tiene que dar nuestro equipo jurídico. El acto de conciliación se interpuso en Lérida porque allí tienen el domicilio las partes demandadas y había que dar toda clase de facilidades para que quedara reflejada su posición en la jurisdicción civil. El equipo jurídico entiende que, en cambio, el pleito ha de seguirse en Barbastro porque se trata de bienes para cuya reclamación es competente el Juzgado de Barbastro.
¿El Decreto definitivo de la Signatura Apostólica y otras sentencias tienen vigencia en la vía civil?
No soy jurista pero entiendo que cualquier juez que se precie, dada su profesionalidad, amén de los acuerdos bilaterales entre Estados, también entre el Estado Español y la Santa Sede, no solo los conocerá sino que los tendrá en cuenta.
¿Ha sido preciso recoger los poderes de las parroquias para que el Obispado presente, en su nombre, la demanda por la vía civil?
Aunque el suyo no hiciera falta hemos querido que fuera así y se presentan los poderes otorgados por los párrocos de cada una para evitar cualquier duda o suspicacia.
¿A cuántas puertas ha llamado, antes de ahora, en busca de ayuda para solucionar el litigio?
A muchas. En el ámbito eclesial he ido a la Nunciatura, acompañado del obispo de Lérida, en la primera Asamblea Plenaria a la que asistió monseñor Salvador Giménez como titular de la sede ilerdense. A la Secretaría de Estado, a la Congregación para los Obispos, a la Congregación del Clero por la relación que me une con el cardenal prefecto, al cardenal Santos Abril por su relación con Aragón, al presidente de la Conferencia Episcopal Española que fue mi profesor en Salamanca y me ordenó en Barbastro, al arzobispo metropolitano y a todos los obispos de la Provincia Eclesiástica de Aragón. A varios cardenales con quienes tengo relación.
Además, en el ámbito civil...
En dos ocasiones a los reyes de España, otras dos al presidente del Gobierno y a la vicepresidenta con ocasión de la recepción que nos dieron en la Embajada de España ante la Santa Sede en Roma con ocasión del cardenalato de monseñor Omella. Aproveché esa coyuntura para hablar unos minutos con el presidente de la Generalitat. He hablado también con la presidenta del Congreso de los Diputados por la relación que nos une a través de las Siervas de San José y también me he dirigido al presidente y a la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón. Al Consorcio del Museo donde les ofrecí el proyecto de impulsar juntos la Ruta del Románico. Como ves, Ángel, ocioso no he estado, han sido muchísimas horas invertidas porque entiendo que está en juego la dignidad de nuestro pueblo, aunque muchos lo ignoren.
¿Qué tal le atendieron en general, percibió interés?
Todos me han atendido muy bien pero ninguno me ofrecía la única respuesta que Aragón reclamaba, que las piezas retenidas en el Museo de Lérida vuelvan a casa. Han tenido que poner en jaque al Estado para que comiencen a entender, unos y otros, lo que nuestro pueblo ha tenido que sentir durante tantos años. El abogado director (Joaquín Guerrero) y su equipo aún recaban la opinión personal de los juristas que creen conveniente.
¿El reconocimiento de la propiedad de las parroquias diocesanas de Barbastro-Monzón realizado por el Obispado de Lérida, por primera vez en la vía civil, ¿lo considera un paso importante?
Es el recurso que le queda al «pobre», ampararse en la Justicia y que sea ella quien dictamine. Aunque la clave no está en el dictamen, que ha sido siempre favorable, sino en la ejecución de la sentencia.
¿Contra quiénes se presentará la demanda?
Tiene que ser, necesariamente, contra el Obispado de Lérida que es quien tenía la custodia de las obras. Y contra el Consorcio del Museo, una vez que en la demanda de conciliación con el Obispado reconociera la propiedad de nuestras obras y, al mismo tiempo, manifestara que estaban depositadas en el Museo y el Consorcio no las quiere devolver. De ahí que no fuera baladí, como algunos nos reprocharon, interponer la demanda de conciliación para que el Obispado se allanase, reconociendo la propiedad de nuestras obras y la obligación de su reintegro.
¿Cree que las sentencias y ejecución provisional de Sijena, en especial la que afecta al Museo de Lérida, pueden pasar factura a la demanda de Barbastro-Monzón?
-Creo, mientras no tenga otros motivos, en la imparcialidad de todo juez. Y no suelen dejarse amedrentar con facilidad como nos hacen creer a la opinión pública. Espero no tener que desdecirme.
A partir de que presenten la demanda, ¿qué tiempo puede transcurrir hasta que haya sentencia y por tanto, decisiones?
No tengo ni idea. Me encantaría resolver el litigio cuanto antes para que monseñor Alfonso Milián y Pedro Escartín, que tanto han luchado porque se hiciera justicia con nuestro pueblo de Aragón, pudieran ser quienes recogieran las obras. Con todo, una vez encauzado bien el tema por nuestro excelente equipo jurídico, no me preocupa que la Justicia se tome el tiempo necesario con tal de que dictamine y resuelva.
¿La solución sería o hubiera sido que el Obispado de Lérida se fuera del Consorcio con las obras?
Comparto su opinión que, por otra parte, coincide con la que me diera en su día un relevante eclesiástico. Considero que el camino más rápido y adecuado, aunque no fácil, sería que la Santa Sede ordenase al Obispo de Lérida que retire los bienes que son propiedad de la Diócesis de Barbastro-Monzón. Que denuncie al Consorcio del Museo si no le permite sacar las obras porque es inaceptable que el obispo de Lérida no pueda disponer de bienes eclesiásticos que había adscrito antes al Museo. Una vez retirados los bienes, que los entre a su legítimo propietario haciendo frente a las dificultades administrativas que se puedan presentar. La orden de la Santa Sede debería explicitar que, en caso de incumplimiento, se tomarían medidas canónicas.
¿Cree, todavía, en la eficacia que tendría su propuesta de una Ruta del Románico en la Diócesis?
No solo lo creo sino que la impulsamos con los pocos recursos que dispone la Diócesis. Me encantaría que este sueño se hiciera realidad y que no tardando mucho, nuestro pueblo reconociera que la Iglesia del Alto Aragón ha sido, siempre, una institución que humaniza y crea riqueza, no solo económica, también en aquellos valores que construyen a la persona y la hacen sentirse más plena y feliz.