(Fides) Donatien Nshole, Secretario General de la CENCO (Conferencia Episcopal Nacional Congoleña), en una conferencia de prensa en Kinshasa. ha asegurado que «estamos siendo testigos de una campaña de intoxicación y desinformación, incluso de difamación orquestada por los responsables de las instituciones de la República contra la Iglesia Católica y su jerarquía», ha denunciado.
La campaña difamatoria está dirigida particularmente contra el Cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa:
«Esta campaña se ha centrado en la autoridad de Su Eminencia el Cardenal Laurent Monsengwo, considerado erróneamente como el instigador de las acciones que apuntan a desestabilizar las instituciones existentes y a querer tomar el poder. Exigimos las pruebas de estas graves acusaciones presentadas contra su persona».
En una declaración la CENCO «reafirma su pleno apoyo y su cercanía al cardenal Monsengwo» desaprobando «la demonización deliberadamente construida contra el cardenal y Arzobispo de Kinshasa y miembro del Consejo de los 9 Cardenales escogidos por el Papa Francisco para el gobierno de la iglesia universal».
El pasado 12 de enero el cardenal celebró una Misa en la Catedral Notre Dame de Lingwala por las víctimas de la represión de la manifestación del 31 de diciembre convocada por el Comité Laïc de Coordination (CLC), para pedir el respeto de los acuerdos de San Silvestre del 31 de diciembre de 2016, además de por aquellas de las inundaciones de las últimas semanas (véase Fides 11/1/2018).
En la Misa participaron varios miembros del cuerpo diplomático acreditado en Kinshasa, entre ellos el Nuncio Apostólico, Mons. Luis Mariano Montemayor, el Embajador de Francia y el representante en la Unión Europea, además de los principales líderes de la oposición. La policía, sin embargo, disparó bombas de gas lacrimógeno a los fieles reunidos afuera de la catedral.
Los obispos han invitado a «los congoleños a no dejarse influenciar por la campaña de difamación cuyos autores no reconocen su sufrimiento, invitando a todos a permanecer en la recta vía y a estar vigilantes, tomando su destino en sus propias manos y bloqueando pacíficamente el camino hacia cualquier intento de confiscación o toma del poder por medios no democráticos e inconstitucionales».
La República Democrática del Congo está atravesando una crisis política e institucional desde diciembre de 2016, cuando expiró el segundo y último mandato del presidente Joseph Kabila. Las elecciones presidenciales programadas para finales de ese año no fueron organizadas por la Comisión Electoral Independiente, que alegó problemas financieros y de organización y por falta del registro de votantes.
Gracias a la mediación de los obispos, se alcanzó el acuerdo de fin de año para llevar a los votantes a las urnas en 2017. Pero esto no ha sucedido. Kabila ha permanecido en el poder mientras que las elecciones se han pospuesto al 23 de diciembre de 2018. Aunque muchos comienzan a dudar de que se cumpla este plazo. Por esta razón, las protestas se multiplican para pedir el cumplimiento de los compromisos asumidos y el abandono del poder del presidente Kabila.