(El Día/InfoCatólica) «Integrar significa trabajar para que los refugiados e inmigrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que los acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo», dijo el arzobispo.
Además señaló que tanto inmigrantes como poblaciones locales forman parte de una sola familia y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra, cuya destino es universal, según enseña la doctrina social de la Iglesia.
«Desde esa mirada de fe tenemos que ver que somos miembros de una misma familia, pero también somos administradores de los bienes de la tierra, la cual es nuestra patria común», manifestó el prelado.
El arzobispo destacó que con esta mirada se busca demostrar que los inmigrantes no llegan con las manos vacías, sino que traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, energía y aspiraciones, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen, ya sea temporalmente.
Mons. Ozoria pronunció su discurso a propósito de la 51 Jornada Mundial de la Paz, a la que este año el papa Francisco le puso como lema «Migrantes y refugiados, hombres y mujeres que buscan la paz».