(SIC) Afianzándose en las palabras del Papa Francisco, el mensaje invita a no dejarse llevar por el desaliento ante las dificultades y problemáticas, que «siguen siendo las mismas» que mencionaron ya hace algunos años: «en un Comunicado del 26 de septiembre de 2012 (n.5) y en el documento emitido en el diálogo con el Presidente de la República el 21 de mayo de 2014 (n.39)».
«Caminamos con y entre ustedes, nuestro pueblo; percibimos y tenemos conciencia de su sentir y pensar. Los tiempos que vivimos no son fáciles, pueden parecer, incluso, desoladores», escriben los prelados de Nicaragua, recordando luego que «desaliento, desmoralización, pesimismo y desesperanza abatían los corazones de los discípulos de Emaús al ver tumbadas sus esperanzas. No obstante, la única verdad firme es Jesucristo; Él nunca nos ha dejado ni nos dejará solos, camina con nosotros, sigue haciéndose amigo de camino».
Dirigiéndose a «los sacerdotes, religiosos, religiosas, agentes de pastoral, a todo el pueblo católico y a todos los nicaragüenses, hombres y mujeres de buena voluntad», los obispos de Nicaragua ponen en guardia contra la desmoralización de un pueblo, que «conduce a la apatía, a dejar que otros hagan, que otros decidan; nunca olviden que somos nosotros, el pueblo nicaragüense, quien tendrá la última palabra y podrá decidir el horizonte que el país deba tomar».
«Seamos actores y no espectadores», invita el mensaje de la Conferencia episcopal de Nicaragua, tras señalar que «la fuerza que trasforma una sociedad es la del pueblo que, animado por la justicia y la libertad se edifica en las virtudes del bien común, la verdad y la justicia social». Y citando al Papa Francisco reitera que «el ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral» (Papa Francisco, 24 de noviembre de 2013).
Mientras llega el día de las elecciones municipales, previstas para el 5 de noviembre de 2017, los obispos de Nicaragua exhortan a rezar al finalizar las celebraciones litúrgicas una oración del Beato Pablo VI y reiteran que «la fuerza de la oración puede orientar la historia», por eso invitan a los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles a dedicar jornadas de oración a nivel parroquial.