(InfoCatólica) El día de ayer sábado fue beatificado en Oklahoma, Estados Unidos el padre Stanley Francis Rother, sacerdote de la Arquidiócesis de Oklahoma, quién sirvió en Guatemala, convirtiéndose en el primer mártir nacido en los Estados Unidos.
Vida y obra del «padre Francisco»
María Scaperlanda, autora del libro biográfico «The Shepherd Who Didn't Run: Fr. Stanley Rother, Martyr from Oklahoma» («El pastor que no huyó: Fr Stanley Rother, mártir de Oklahoma») le describe como un hombre fiel a su palabra y ministerio, que se negó a escapar siendo martirizado a los 46 años.
«Fr. Stanley llegó a Guatemala en 1968 e inmediatamente se identificó con el estilo de vida campesino y simple de sus feligreses. Aprendió sus idiomas, los preparó para los sacramentos y cuidó de sus necesidades. Fr. Stanley, también llamado cariñosamente «Padre Francisco», por sus queridos indígenas Tz'utujil, había encontrado el llamado de su corazón.
Después de casi una década, la violencia de la guerra civil guatemalteca encontró su camino en el pacífico pueblo. Las desapariciones, los asesinatos y el peligro se convirtieron en hechos cotidianos, pero a pesar de este malestar, el padre Stanley seguía trabajando duro, construyendo una cooperativa de agricultores, una escuela, un hospital y la primera estación de radio católica, usada para la catequesis.
A principios de 1981, su nombre estaba en una lista de amenazados de muerte, por lo que regresó a Oklahoma y fue advertido de no volver. Pero él no podía abandonar a su pueblo, así que regresó, e hizo el último sacrificio por su fe». Este 23 de septiembre fue beatificado en Oklahoma City (Estados Unidos) el P. Stanley Francis Rother, un sacerdote mártir que defendió a los indígenas de Guatemala y que fue conocido en ese país como el Padre Aplas o Padre Francisco.
Santa Misa
En la Santa Misa celebrada en el Cox Convention Center el día de ayer y a la que asistieron más de 20.000 personas, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, afirmó que: «el martirio del Beato Stanley Francis Rother nos llena de tristeza, pero también nos alegra ver la bondad, generosidad y valentía de un gran hombre de fe». «Fue una luz auténtica para la Iglesia y el mundo porque no odió, sino amó, no destruyó, sino acumuló».