(ACI/InfoCatólica) Un misionero dominico de 100 años de edad, que era devoto de San Francisco Javier, falleció el pasado 11 de septiembre en el convento ubicado dentro del Santuario de Santa Rosa en Lima, Perú.
Según informó la orden de los Dominicos a través de su cuenta de Facebook, el P. Vicente Guerrero Carbonell cumplió 100 años en el pasado mes de junio. Su funeral se realizó el 12 de septiembre en la Basílica de Santa Rosa, ubicada dentro del santuario, y fue enterrado al día siguiente en el Cementerio Británico.
Un amigo suyo, el P. Ignacio Iraizoz, dijo a ACI Prensa que el P. Guerrero «era un hombre de cualidades destacadas. Podía conversar con los más humildes y dialogar con la gente de los estamentos más altos de la sociedad. Tenía ese don de gentes».
Describió que él «se ponía al servicio de todas sus amistades, de la comunidad y sobre todo de los misioneros. Era un hombre muy eficiente, inteligente, afable, jovial, austero y estaba al día en todos los asuntos teológicos».
Nacido en España pero misionero en Perú
También comentó que el P. Guerrero nació en la ciudad española de Navarra en el seno de una familia católica y que era devoto de San Francisco Javier, un santo jesuita que también es originario de esa urbe y que evangelizó en la India y Japón.
El sacerdote relató a ACI Prensa que la vocación misionera de su amigo «se debe a San Francisco Javier, un hombre sobresaliente que entrega el todo por el todo».
Con ese ejemplo, el P. Guerrero se ordenó sacerdote de la Orden de Predicadores en 1939 y llegó a Perú en 1958. Vivió los cinco primeros años de su ministerio en la selva y después fue enviado a la ciudad de Lima.
El fallecido Cardenal Juan Landázuri Ricketts, que fue Arzobispo de Lima de 1955 a 1989, lo nombró como su secretario personal en el año 1962 y permaneció en el cargo hasta 1988.
José Antonio Benito Rodríguez, un historiador español que conoció al misionero, indicó en una publicación en su blog personal, que el P. Guerrero sirvió al Cardenal Landázuri «con prudencia suma y afecto filial».
De 1983 a 1985 fue el sacerdote español fue Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal Peruana y por este servicio recibió en el 2011 la «Medalla de oro Santo Toribio de Mogrovejo».
También en la década de 1990 estuvo involucrado en la restauración que se realizó de la Basílica de Santa Rosa, a quien le tenía mucho cariño y devoción.
El P. Iraizoz indicó que su amigo llegó lúcido a los 100 años aunque ya no se podía mover. Agregó que su hermana, Asunción Guerrero, también es religiosa dominica y actualmente tiene 90 años.