(AsiaNews/InfoCatólica) Mons. Pietro Shao Zhumin, obispo de Wenzhou (Zhejiang), se encuentra en un hospital de Beijing recibiendo cuidados médicos. Él está siendo controlado por la policía en todo momento e imposibilitado de desarrollar sus funciones episcopales.
Para la Santa Sede, él es el obispo ordinario de Wenzhou, pero el gobierno no lo reconoce como tal por formar parte de la comunidad subterránea. A causa de esto, encuentra continuos obstáculos en su desempeño de su servicio a la diócesis y a los fieles, y es sometido a una «instrucción religiosa» para que acepte inscribirse en la Asociación Patriótica, el organismo que se ocupa de controlar a la Iglesia y que proyecta construir una comunidad católica separada de la Santa Sede.
Mons. Shao también fue raptado por la policía en el mes de abril, pocos días antes de Pascua.
Según algunos fieles de su diócesis, él se encontraría en Beijing, desde donde les ha sido enviada una fotografía suya que lo muestra en pijama. Se habría sometido a una operación en un oído.
Su partida para Beijing no le permitió participar en el funeral de un gran testigo de la fe, el sacerdote subterráneo Pbro. Juan Wang Zhongfa, que falleció la semana pasada, el día 2 de septiembre.
El padre Wang, de 86 años, desde 1956 –cuando todavía era seminarista- padeció 12 años de trabajos forzados en Baoanzhi (Interior de Mongolia). Cuando terminó de descontar su pena, se le prohibió regresar a su provincia y permaneció trabajando en el lugar. Recién después de 12 años más, pudo regresar a la comuna de Qianku. En la diócesis trabajó mucho por la evangelización y se ocupó del crecimiento de las vocaciones sacerdotales y de un instituto de monjas diocesano, las Misioneras del Corazón de Jesús. En sus últimas semanas, estuvo internado en el hospital, y Mons. Shao obtuvo el permiso para visitarlo, siempre escoltado por funcionarios de Asuntos Religiosos. Pero le prohibieron participar en el funeral.
Incluso el secretario de Mons. Shao, el Pbro. Pablo Jiang Sunian, fue llevado por la policía y conducido a un lugar secreto para impedirle participar en el funeral del padre Wang.
Los fieles esperan que, tanto el padre Jiang como Mons. Shao, pronto puedan regresar a la diócesis.
El gobierno alemán se expresó públicamente pidiendo por la liberación de Mons. Shao. Incluso el Vaticano, en un raro pronunciamiento crítico, expresó «grave preocupación» por la suerte del obispo.