(AsiaNews/InfoCatólica) «Salvaguardar la pluralidad y la diversidad cultural y religiosa de India, los valores constitucionales de la República, como la laicidad y el socialismo»: es el motivo que lleva a 101 intelectuales a redactar y publicar una carta abierta dirigida a los líderes religiosos de la Iglesias cristianas para que reaccionen «antes que sea demasiado tarde». El problema que ellos quieren detener es la «azafranización» de la sociedad, el resbalar hacia una sociedad hindú siempre más intolerante hacia las otras comunidades religiosas y los que están afuera de las castas.
Entre los que firmaron hay algunos colaboradores de hace mucho tiempo de AsiaNews: el p. Cedric Prakash, el periodista John Dayal, Ajay Kumar Singh, Dominic Emmanuel y muchos otros que trabajan en el campo de la educación, del derecho o del activismo social.
«El número de actos violentos contra los cristianos durante estos últimos tres años (2014-16)- se dice en la carta- son más de 600, comprendida una creciente dimensión de boicot social que viola a la vida, a la comida y al compromiso. Esto incluye la violencia física, bloqueo de las oraciones en las iglesias, ataques a los templos, arrestos de pastores y de sus fieles, violaciones de religiosas. La Oficina nacional por los crímenes en 2014 documentó 47.064 actos de violencia contra los Dalit, en aumento respecto a los 32.643 de 2010. La violencia contra los musulmanes está alcanzando niveles alarmantes. El odio es escupido no sólo por personajes no estatales, sino hasta por funcionarios públicos y hasta por miembros del Parlamento y ciertas veces de parte de ministros. Todo esto, constituye la base de esta violencia, capaz de sofocar las voces que buscan justicia».
«Aquello que una vez era marginal-se reafirma- ahora se convirtió en corriente principal. Hay un plan sistemático para minar la Constitución. Las maquinaciones oficiales parecen ir en tándem con los vigilantes. Linchamientos sumarios, víctimas acusadas como culpables, procesos fabricados-todo sobre la base de una sola religión y e identidad de casta. Los medios parecen mudos, silenciosos en una auto-censura, sofocados por el Estado o tenidos con la correa por sus dueños. Las noticias falsas son la última gota».
Los 101 firmantes critican a los líderes eclesiales por su silencio, si bien en el pasado la comunidad cristiana ha obrado en modo profético defendiendo la justicia, los derechos humanos y la libertad, especialmente para los oprimidos y los marginados.
«La Iglesia guiada por vosotros, necesita reaccionar antes que sea demasiado tarde. Esta es la lección que aprendemos de la historia. Es tiempo de levantarse con las víctimas para ser la voz de los pobres y de los marginados; tiempo de colaborar y ser socios de la sociedad civil para defender la verdad; tiempo para tomar iniciativas para prevenir ulteriores erosiones a los valores humanas y constitucionales.
Os pedimos humildemente, a vosotros líderes cristianos y jefes de las Iglesias, de reflexionar y guiar las comunidades por el camino de la verdad, del amor y de la justicia».