(PortaLuz/InfoCatólica) Nacer y vivir en sociedades con presencia de integristas musulmanes incidentes en el gobierno, las fuerzas armadas y la administración de justicia es una pesada cruz si eres mujer. Pero aún es lo que padecen las mujeres no musulmanas y en particular quienes profesan el Credo de la Iglesia.
En estas mujeres secuestradas, violadas, golpeadas u obligadas al matrimonio la hermana Genevieve Ram Lal, con 59 años de edad, reconoce el rostro de Cristo sufriente. Por ello, junto a otras religiosas de su congregación (Hermanas de la Caridad de Jesús y María) batalla con las armas de la verdad, con la fuerza de la fe que se confía en todo a Dios, por los derechos de la mujer. Así fue como en 2012 asumió la responsabilidad de dirigir en Pakistán la Organización de Mujeres Católicas.
«El varón musulmán se sitúa en lo alto de nuestras capas sociales, seguidos por las mujeres musulmanas, mientras que las mujeres que pertenecen a las minorías son consideradas ciudadanas de cuarto grado…», denunció la hermana Genevieve a la red informativa ucanews.com este 13 de julio.
Actualmente 58 monjas de su congregación sirven en los campos de la educación, medicina y pastoral en Pakistán, junto a otras 29 congregaciones de mujeres presentes en la República Islámica de Pakistán. Decir que cada día ellas exponen sus vidas por Cristo no es alegoría.
Hermana Genevieve confirma una verdad conocida en Occidente: que los departamentos gubernamentales y las instituciones responsables de proporcionar justicia no respetan ni protegen a las mujeres. Dado que la corrupción es abundante, dice la religiosa, se vuelve difícil para las mujeres incluso informar sus casos.
«Siguen enfrentando el trato desigual y prejuicioso… somos aplastados por la carga del terrible terrorismo, la intolerancia religiosa, la deshumanización de las minorías y el asesinato de nuestras futuras generaciones», señala.
Derecho a vivir la propia fe
También el sacerdote jesuita Thomas Reese confirma las denuncias de la hermana Genevieve en una columna que ha publicado este 13 de julio en el National Catholic Register donde señala:
«Las chicas cristianas paquistaníes han sido secuestradas, violadas y forzadas a casarse con sus violadores, según informan abogados de derechos humanos (CLAAS) que tratan de rescatar a estas mujeres de sus captores. Las niñas secuestradas son obligadas a convertirse al Islam, lo que legaliza sus matrimonios bajo la ley paquistaní. En su mayoría son niñas de familias pobres que no tienen el poder o los recursos para luchar. Lamentablemente, algunas familias incluso abandonan a sus hijas porque creen que traen vergüenza a la familia. Me enteré de la difícil situación de estas chicas cuando visitaba Lahore como miembro de la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF)… Mariam, de 12 años, fue secuestrada en Lahore, obligada a convertirse y obligada a casarse. Ann, de 14 años, fue secuestrada y violada en Narowal. Susan, fue secuestrada y obligada a convertirse en Lahore. Elizabeth, de 14 años, fue secuestrada y violada en Lahore. Martha, de 15 años, secuestrada, obligada a convertirse y obligada a casarse en Lahore. Frances, de 26 años, secuestrada, forzada a convertirse y obligada a casarse. Sarah, de 14 años, forzada a convertirse y obligada a casarse (He cambiado sus nombres para protegerlas)».
«La situación de las mujeres en países como Pakistán que tienen poco respeto por la libertad religiosa -finaliza el jesuita Reese-, es a menudo horrible. En Occidente pensamos que la libertad religiosa y los derechos de las mujeres están en conflicto, pero aquí vemos que el derecho de una mujer a elegir y seguir sus propias creencias religiosas está seriamente comprometido».