(Fides) Monseñor Jaramillo, primer obispo de Arauca (Colombia), fue secuestrado por delincuentes armados el 2 de octubre de 1989 junto a 3 sacerdotes y un seminarista mientras visitaba la localidad de Fortul, a 800 kilómetros al este de Bogotá. Fue hallado muerto al día siguiente con cuatro disparos en la cabeza.
El sacerdote nació el 4 de febrero de 1916 en Santo Domingo (Colombia). Ingresó en el Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal y fue ordenado sacerdote el 1 de septiembre de 1940. Desempeñó varios puestos de responsabilidad: Fue profesor, director espiritual del seminario, maestro de novicios, rector, asistente del Superior general, párroco de la catedral de Buenaventura, superior general y delegado nacional para el apostolado de los laicos
El 11 de noviembre de 1970 fue nombrado vicario apostólico de Arauca. El 19 de julio de 1984, el Papa Juan Pablo II elevó el vicariato a la categoría de diócesis. Dos meses después, el 19 y 20 de septiembre, tuvieron lugar los actos de inauguración de la nueva diócesis y la toma de posesión del primer obispo, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve.
La Conferencia Episcopal de Colombia anunció su trágica muerte con estas palabras:
«El obispo Jesús Emilio Jaramillo Monsalve se consagró de forma ejemplar durante 18 años, con un corazón de auténtico misionero en la comunidad de los padres Javerianos y con solicitud generosa a la Iglesia de Arauca.
Con su palabra, inflamada por el amor de Cristo, con vigor de Profeta, siempre ha estado al servicio del Evangelio, de la paz, de la reconciliación, de la convivencia y de la defensa de los sagrados derechos de la persona humana... En su sangre, injustamente derramada, vemos el alto precio pagado por la Iglesia. Los violentos, aquellos que golpean la vida con la mente ofuscada por el odio y la insensatez sembrando la muerte, la tragedia y la amargura, no prevalecerán. El bien, el amor de Cristo, triunfarán sobre las fuerzas del mal».
El prelado, según la Agencia Fides, era un «pastor celoso y ferviente misionero. Mons. Jaramillo ha desarrollado una intensa obra de evangelización y de promoción de la Iglesia local, que de acuerdo a este objetivo, fue elevada de Vicariato Apostólico a diócesis de Arauca. Monseñor Jaramillo había confiado a Fides, en una entrevista, los complicados problemas pastorales que afectaban a la Iglesia diocesana y también a su corazón de pastor: «la grandeza del territorio, la escasez de personal, la diversidad de la población, sin contar con las nuevas situaciones de inmigración y de nivel de vida surgidas a partir del descubrimiento de las explotaciones de petróleo, también a causa del contrabando y del narcotráfico».