(RD/InfoCatólica) Por su interés, reproducimos las preguntas sobre ecumenismo de la entrevista de Jesús Bastante a Pedro Tarquis en Religión Digital:
Hablábamos de esa vuelta a la raíces de la Biblia que intentó Lutero. De ahí también viene la catolicidad del movimiento de la Reforma. Esa catolicidad, no deja de ser un ansia de aquel pasaje evangélico que siempre utilizamos en la Semana de Oración por la Unidad, de que "todos sean uno para que el mundo crea". ¿Es posible pensar en eso, y cómo es posible pensar en esa unidad? Entiendo que ya no estamos en una fase en la que tengamos que hablar de absorción por parte de Roma o al revés, ni de la desaparición de las distintas denominaciones.
Hay un ecumenismo entre evangélicos; lo practicamos con sus tensiones internas, pero es un ecumenismo ágil, vivo y que existe, entre posturas y visiones que coinciden en lo esencial, pero que, a veces, difieren en aspectos secundarios que cada cual considera importantes.
Con la Iglesia Católica, y sobre todo con el Papa Francisco, se han establecido muchísimos debates y actos públicos. Francisco es una figura que ha cambiado el talante de la Iglesia Católica y, evidentemente, eso ha destensado la relación y ha favorecido una cordialidad y una cercanía.
Ahora bien, a veces la gente se queda en la superficie: el que no haya tensión y que incluso haya cierta empatía y valoración del otro en aspectos como que compartimos la misma Biblia y tenemos valores éticos que coinciden. Pero después, en lo esencial, no ha cambiado nada.
Sí que es cierto que, aunque no ha habido una rehabilitación formal de Lutero (quién sabe si es otra de las sorpresas que nos esperan en este pontificado) ,llevamos un año y medio en el que el Papa, cuando sale el tema de la Reforma, sí que da la sensación de dar unos pasos muy hacia adelante, de reconocer que lo que hizo Lutero fue poner, negro sobre blanco, la miseria de la propia Iglesia, y que habría que aprender de ello. Eso, sí lo ha dicho.
También nosotros tenemos nuestras miserias; el ser humano es así. Pero es que si Lutero fuera rehabilitado, el Papa dejaría de existir como tal. Entonces, ese paso lo veo muy complicado.
Lo que pasa es, que al principio (no sé si será una discusión que tendremos otro día), Lutero no quería una ruptura con Roma, ni siquiera que se acabara el papado. Cuando planta esas tesis, lo que quería era una vuelta y una renovación profunda de lo que era la Iglesia, una lucha contra la corrupción y, en ese sentido, Francisco es muy luterano. Una de las bases de su pontificado es esa lucha fratricida contra la corrupción, especialmente en el interior de la propia Iglesia.
En el papel de la escritura, sí que pretendía. No acabar con el papado, pero que el papado no podía ser como se entendía entonces, ni como se entiende hoy. Tenía que ser una figura totalmente diferente. Y eso, me parece imposible porque sería acabar con los sacramentos, la confesión, en fin, muchos aspectos que, si se produjeran, abiertos al diálogo estamos.
Pero, podía pensarse una comunión sin absorción.
Habría comuniones, común unión. Eso, hoy día, lo veo imposible salvo en alguna denominación evangélica muy superficial, a la que no le importe el trasfondo. Yo diría que el 90% de los evangélicos protestantes en el mundo entero, no solo en España, serían absolutamente contrarios por las grandes diferencias. Sería como decir que el PP y Podemos, como tienen la misma constitución podrían unirse en un mismo partido.
No te veo muy optimista entonces, respecto a este tema.
No, pero tampoco pesimista. Cada cual tiene su identidad y sobre todo,que la Reforma no solo fue Lutero, fueron después Zwinglio, Calvino, Melanchthon, Knox... mucha gente. Lo que al final se acaba defendiendo no es solamente un dogma o una doctrina, sino una experiencia con Jesús. A veces parece que dependemos mucho de una institución.
Nosotros creemos que Jesús fue un hombre real, que creemos que era Dios y que creemos que murió (es una evidencia que lo dicen los historiadores de aquel tiempo). Y que resucitó y está vivo.
Esa experiencia con el Jesús, es la que a mí me hizo ser protestante sin saber que estaba abrazando esta fe. Y creo que esa es la esencia. A veces discutimos mucho los dogmas y nos olvidamos de Jesús. Y a partir de ahí, para esa relación con Jesús, el "solo fe", "solo gracia" y el "Jesús del Evangelio", eso, sí que es fundamental. Pero lo va a ser la relación con Jesús, no pelearnos como religiones o como Iglesias.