(Agencia Fides/InfoCatólica) El día de ayer llegó a Manila la «Marcha por la Vida», para decir «no» a la pena de muerte. Se trata de una caravana de peregrinos que inicio el 6 de mayo desde Midanao (sur de Filipinas), y ha pasado a lo largo de un camino que atraviesa todo el archipiélago.
Entre los católicos, sacerdotes y religiosos, miembros de organizaciones de la sociedad civil, también estaba el padre Edwin Gariguez, secretario ejecutivo de la «Secretaría Nacional para la Acción Social», un órgano de la Conferencia Episcopal de Filipinas, que ha elogiado oficialmente la iniciativa.
Los manifestantes presentarán una petición al Senado de Filipinas el 24 de mayo, instando a los senadores a rechazar la pena de muerte, una medida promovida por el presidente Rodrigo Duterte y aprobada hace dos meses en el Congreso, la primera rama del Parlamento.
«La pena de muerte va a terminar castigando sólo a los pobres, que no pueden pagar abogados, y muchos inocentes» se afirma en el texto de la petición, enviado a la Agencia Fides. El texto señala que «la restauración de la pena capital es ilegal porque violaría los tratados internacionales, los cuales han sido firmados por el gobierno de Filipinas».
La adopción de la pena capital, se afirma, también tendrá implicaciones económicas, ya que «la Unión Europea impondrá un impuesto sobre 6.000 productos importados de las Filipinas», especialmente los productos agrícolas y pesqueros. «Oramos por nuestros senadores para que decidan sobre la base de la conciencia y la razón, rechazando la pena de muerte», han afirmado los manifestantes que el 21 de mayo se unirán a miles de personas para una misa presidida por el cardenal Luis Antonio Tagle de la Universidad de Santo Tomás de Manila.