(AIN) Su acusación pesa en el artículo 295 «c» del Código penal vigente en Pakistán, por el cual se le incrimina por enviar mensajes de texto en los que insultaba supuestamente al Islam. Zafar negó ser propietario de la tarjeta telefónica y haber enviado tales mensajes.
En la última audiencia celebrada el pasado 3 de mayo, el juez decretó la sentencia de cadena perpetua. Aunque el cristiano merecía ser absuelto por falta de pruebas, lo han condenado debido a la presión de los islamistas.
La defensa de Bhatti está a cargo de la Ong CLAAS (Centre for Legal Aid, Assistance and Settlement), y a pesar de estar amenazados los abogados han decidido apelar por lo cual presentará una nueva solicitud ante el tribunal de Lahore.
En Pakistán, afirma Nasir Saeed, responsable de la Ong CLAAS, «la ley de blasfemia es explotada y a menudo se utiliza por venganzas en disputas personales». Por su parte
la Asamblea nacional de Pakistán ha aprobado recientemente una resolución en la cual pide medidas que impidan esos abusos lo cual ha de suscitado una fuerte oposición en movimientos y partidos islámicos.