(AsiaNews/InfoCatólica) En Turquía, dos millones de niños son explotados en el mercado de trabajo infantil; de éstos, el 78% es empleado de manera «clandestina», sin derechos ni atención sanitaria, sin inscripción en el registro profesional ni resarcimiento alguno en caso de accidente.
Al menos 56 incidentes fatales –los que han sido denunciados, pero las estimaciones están por debajo de los datos reales- ocurridos en el trabajo han involucrado a menores de edad a lo largo del año 2016. Es lo que surge de un informe publicado días atrás por la Confederación de sindicatos progresistas de Turquía (DISK), referido al año pasado, cuyo título es «Ser trabajador menor de edad en Turquía».
En todo el mundo, hoy, primero de mayo, se celebra el Día del Trabajo, en el cual se conmemoran las batallas de los obreros para lograr la reducción de la jornada laboral a ocho horas. Pero en el país que acaba de ser transformado en una República presidencial, tras el controvertido referéndum buscado con fuerza por el jefe de Estado, Recep Tayyp Erdogan, millones de niños son privados del derecho a estudiar y son víctimas de abusos y explotación.
Los números que arroja el informe sobre el trabajo infantil no logran encuadrar del todo el fenómeno de la explotación, puesto que solamente abarcan a los jóvenes entre 15 y 17 años de edad. El reporte no incluye a aquellos que tienen menos de 15 años de edad, ni a cuantos se desempeñan como trabajadores estacionales en algunos sectores puntuales, como es el caso de la agricultura.
Según los resultados surgidos de la investigación elaborada por DISK, el número de niños que han hecho su ingreso al mercado laboral en el año 2016 se ha incrementado; de estos, la mayor parte lo ha hecho en una situación de ilegalidad. El instituto turco de Estadísticas confirma en parte la dimensión del fenómeno, afirmando que al menos un joven entre 15 y 17 años ha trabajado el año pasado.
Los datos difundidos por la organización sindical turca no incluyen a los trabajadores estacionales, sobre todo en el sector agropecuario, y tampoco a los aprendices, en particular a los que se desempeñan en el turismo, donde los menores trabajan muchas horas al día. Desde el 2012 a hoy, prosigue el reporte de la DISK, el número de trabajadores niños ha ido creciendo año a año. También se ha incrementado el dato referido a los aprendices, que pasa de 400.000 en el año 2015, a 1,7 millones a fines del año pasado.
Según los estudiosos, el aumento del trabajo infantil está ligado a un «crecimiento significativo» en el dato de la pobreza entre los menores de edad, que hoy equivale al 25,3% en la nómina de naciones consideradas en riesgo. Datos que no se les escapan a los líderes de la oposición, que no se han ahorrado críticas contra la actual dirigencia de Ankara, dispuesta a reprimir cualquier forma de disenso. «Los niños que trabajan o son obligados a trabajar –afirma Atila Sertel, diputado del Partido popular republicano (CHP) - en sectores que van desde la agricultura a la industria, desde la construcción al rubro textil, son víctimas de los atajos con los cuales se evade la ley, o de una mala aplicación de las leyes».
Seyfettin Gürsel, profesor e investigador del Centro de Estudios Económicos de la Universidad de Bahçeşehir (BETAM), llevó a cabo una investigación acerca de los niños que viven en condiciones de privaciones y pobreza. Según los datos recabados, en Turquía, al menos 7,2 millones de menores viven en familias que atraviesan una situación de «graves privaciones» en el plano material.
Explotación de refugiados sirios
La guerra en la vecina Siria ha desatado un drama que ha terminado por involucrar a los niños: la explotación de los refugiados sirios en el trabajo infantil ha sido denunciada por algunas investigaciones periodísticas internaciones en los últimos meses del año pasado. Turquía es un centro importante para el sector textil, por tener la capacidad de hacer frente incluso a los pedidos de último momento provenientes de Europa.
Sin embargo, detrás de la producción para las grandes marcas hay mano de obra a la que se le paga menos del salario mínimo garantizado por ley. Los menores de edad serían reclutados en las calles, a través de intermediarios que les dan un pequeño anticipo de dinero en efectivo. Después de esta «propina», jóvenes y niños son empleados en las empresas, haciendo turnos extenuantes, con precarias condiciones de seguridad.