Mons. Ramazzini ha participado en los últimos días a una mesa redonda en el Parlamento Europeo, en Bruselas, que ha iniciado un estudio sobre el comercio y los derechos humanos en América Latina, promovido por la CIDSE, red de 17 agencias de desarrollo católicas de Europa y América del Norte.
El prelado estuvo ayer en Berna, en Suiza, donde visitó la sede de un grupo de Ong comprometidas en ayudar a Guatemala. Allí aseguró que la situación del país centroamericano es cada vez más difícil. Sobre la política del nuevo presidente de EE.UU. afirmó:
«Si el Señor Trump cumple con lo que ha anticipado a nivel migratorio, puede ser dramático para Guatemala. Hay que pensar que en el 2016, las remesas enviadas por los migrantes guatemaltecos que trabajan en Estados Unidos ascendieron a más de 6 400 millones de dólares. Si el país no se ha colapsado es en gran parte gracias a esos ingresos. Si se reducen, cortan, o se le aplican los impuestos en discusión, las consecuencias serán nefastas. Nuestra situación social actual, si se une a la de El Salvador, Honduras y a la de México, puede incluso anticipar nuevos focos de conflictos civiles. Tal vez tengo una mirada muy pesimista, pero las señales actuales no son buenas y el cierre migratorio tendrá consecuencias impensadas».
En su conversación con swissinfo, el prelado señaló el papel de los obispos guatemaltecos para lograr la paz social en su nación:
«Como Conferencia Episcopal mantenemos nuestra actitud de denuncia y de invitación al diálogo entre todos los sectores. Nos proponemos como puentes de comunicación para fomentar los encuentros. Estamos siempre en las luchas para acompañar al pueblo, tratando de reorientar a aquellos que hablan de violencia. Y nos sentimos reforzados y en sintonía con el Papa Francisco».