(El Confidencial) «Aprender a trabajar trabajando». Es el objetivo que desde hace un cuarto de siglo persigue Cáritas Española con uno de sus proyectos de inclusión social más importantes: las tiendas de ropa de segunda mano y las plantas de tratamiento ligadas a ella.
Se trata de una iniciativa que ya tienen en marcha 27 de las 70 diócesis que conforman la red de Cáritas, pero que está sentando los cimientos para crear una gran red nacional, capaz de multiplicar los más de 500 puestos de trabajo que ya tienen en marcha, además de dignificar la forma en que reciben ropa aquellos que lo necesitan.
Para conseguirlo, el año pasado, Cáritas unió fuerzas con el buque insignia de la moda en España, Zara, y con la compañía de reparto urgente Seur. La primera ha puesto en todas sus tiendas un contenedor donde cualquiera puede dejar su ropa usada, y ha financiado la instalación de otros 800 en calles de las diócesis donde ya existe esta red de tiendas solidarias bajo nombres como Koopera, Roba Amiga, Arroupa o A todo trapo.
Además, todo aquel que realice un pedido en Zara online, puede solicitar que vayan a su casa a recoger la ropa que desee donar, labor que realiza gratuitamente Fundación Seur. Esta suma de fuerzas, unida a la histórica labor de las parroquias, permitió a Cáritas tratar el año pasado 25.000 toneladas de ropa, un 40% de las cuales llegó a través de los nuevos contenedores.
Actualmente, toda esta ropa se lleva a los 27 almacenes que Cáritas tiene repartidos por toda España y, desde allí, se envía a las tres plantas de tratamiento que posee en País Vasco, Valencia y Barcelona.
En ellas, se realiza la labor de separar la ropa en cuatro grandes grupos: la que está en buen estado se vuelve a enviar a los proyectos locales para, una vez higienizada, venderla en las tiendas de segunda mano; la que puede reutilizarse pero carece de la calidad necesaria para ser vendida, se lleva a los proyectos sociales de Cáritas fuera de España; el resto se prepara para ser reciclada y se vende a plantas dedicadas a ello; y una pequeña parte, en torno al 2%, se destina a valorización energética (se transforma en energía). Incluso, los botones, cremalleras y similares se funden y se venden a la industria metalúrgica
Trabajan personas en proceso de inserción social
En toda esta cadena (las 27 plantas locales de recepción, las tres de tratamiento y las tiendas) trabajan personas del programa de inserción social de Cáritas por un plazo de entre uno y tres años, ya que el objetivo es lograr que, posteriormente, se integren en el mercado laboral ordinario, fin que se está alcanzado en el 40% de los casos, según explica Rubén Requena, técnico de proyectos de empleo en Cáritas Española. «Tenemos convenios con muchas empresas, sobre todo locales, ya que España es un país de pymes», señala.
El dinero que se consigue tanto con las tiendas como con la venta de ropa a plantas de reciclaje se reinvierte en su totalidad en el programa de reinserción laboral. Además, en las ciudades donde ya existe esta red de tiendas, a las personas que acuden a las parroquias pidiendo ayuda se les dan vales para canjearlos por ropa en estos establecimientos, ayudando así a dignificar un poco la situación que están atravesando esas familias.
«Nosotros esto lo hacemos única y exclusivamente para el trabajo de reinserción, pero siempre con nuestra ética, con nuestro acompañamiento humano a las personas, con la continuidad de la solidaridad. La entrega socialde ropa no vamos a dejar de hacerla nunca, porque dejaríamos de ser Cáritas», subraya Requena.
La labor solidaria de este proyecto va siempre ligada al cuidado medioambiental, ya que además de reutilizar, reciclar y valorizar la ropa, se está constantemente innovando en las técnicas que se emplean en estas plantas para ser respetuosos con el planeta. Por ejemplo, ahora mismo se está avanzando en dos proyectos patentados para crear paneles para la construcción y alfombrillas de automóviles a partir de la ropa que se trata en estas plantas
Siempre pensando en ampliar esta cadena de solidaridad, el próximo reto de Cáritas Española es expandir a todo el país la red de tiendas, las cuales se gestan como cooperativas o sociedades limitades, lo que les permite ser registradas como empresa de inserción y, así, todas las personas en riesgo de exclusión que se benefician de este programa están cotizando y cobrando un sueldo digno durante los años que están «aprendiendo a trabajar trabajando», frase con la que Requena resume el gran objetivo de este proyecto.