(Zenit/InfoCatólica) El pontífice aseguró que la actividad deportiva hace bien al cuerpo y al espíritu, permite mejorar la calidad de vida, y si bien exige sacrificios concede la alegría por los dones que el Señor da cada día, y demostrando que los obstáculos pueden ser superados se vuelve un signo de esperanza para quienes se empeñan en una sociedad más inclusiva.
El Santo Padre recalcó que el deporte «nos ayuda a difundir la cultura del encuentro y de la solidaridad. Juntos, a atletas y asistentes nos muestran que no hay ni obstáculos ni barreras que no puedan ser superadas». Y añadió: «Ustedes son un signo de esperanza para todos aquellos que se empeñan en favor de una sociedad más inclusiva».
«El deporte es –les dijo Francisco– vuestra gran pasión, y ustedes se preparan con gran empeño para las competiciones siguiendo el juramento del atleta: «Que yo pueda ganar, pero si no lo lograra, que lo pueda intentar con todas mis fuerzas».
Y si bien el Papa reconoció que el entrenamiento «exige fatiga y sacrificio», hace desarrollar capacidades que si no, se quedarían escondidas, lo que da «alegría de moverse, de estar juntos, la alegría por la vida y los dones que el Creador nos da cada día».
«La victoria más hermosa es la de superarse a sí mismos» señaló el Pontífice y recordó también que cada vida es preciosa y cada persona un don» y que «la inclusión enriquece a cada comunidad y sociedad».
«Este es vuestro mensaje al mundo, para un mundo sin confines ni exclusiones», dijo Francisco. Y les deseó que pasen juntos estos días con alegría y que encuentren a amigos de todo el mundo.
«Les encomiendo a la protección materna de María Santísima –concluyó el Papa– e invoco para ustedes y sus familias y para todos los participantes la bendición divina. Y por favor, recen también por mi. Gracias».