(Fides) Entre estas zonas está la de Tombura-Yambio donde - según lo explicado por Mons Kussala – los actos de violencia estallaron cuando, alrededor del 28 de diciembre del 2016, los militares del SPLA (Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán, formación de guerrilla de Kiir que se ha convertido en el ejército regular de Sudán del Sur después de la independencia en 2011) fueron atacados en la carretera hacia Ibba por unos jóvenes armados.
Según fuentes no oficiales, en la emboscada, los militares del SPLA han perdido una cantidad significativa de dinero y personal clave de sus altos mandos; este hecho ha provocado que los soldados del SPLA se vuelvan extremadamente agresivos y enojados. La gente dice que han mandado un helicóptero especial desde Juba para recoger a los muertos.
«Lo que ha ocurrido después ha sido una verdadera catástrofe humanitaria - dice Mons. Kussala. -. Los militares del SPLA han perseguido a los que los habían asaltado alrededor de Yambio, en la carretera de Maridi. Por esta razón muchos civiles se han visto envueltos en el tiroteo o intencionalmente asesinados por los militares. No se puede saber el número exacto de muertos a través de las organizaciones humanitarias, y nosotros mismos en la diócesis no disponemos de datos fiables, ya que es muy difícil llegar a las zonas afectadas».
«Nuestra diócesis, junto con otros organismos de asistencia, coordinada por la Comisión Municipal que se ocupa de las ayudas, está registrando a los desplazados a los campos de refugiados en la Yambio Primary School, donde algunos han encontrado acogida», dice el Obispo. La mayoría de los desplazados han perdido todos sus suministros de alimentos, mientras que sus casas han sido quemadas o saqueadas.
En la estación misionera Rii-menze, Nuestra Señora de la Asunción, miles de desplazados han encontrado refugio en la misión. Mujeres, niños y ancianos están durmiendo en la iglesia y en las aulas. Su número aumenta cada día, porque la gente que puede hacerlo abandona el bosque y llega a la misión.
Mons. Kussala pide que se envíe ayuda a estas personas. «Cualquier donación para apoyar a la población de Riimenze será recibida con aprecio y gratitud. Yo mismo he vivido durante dos años en esta parroquia y conozco personalmente a muchos de ellos. Es muy doloroso y siento una profunda tristeza en mi corazón al ver tanta violencia y sufrimiento impuesto a estos inocentes», concluye el Obispo.