(CNA/InfoCatólica) Un alza en la actividad terrorista puede hacer que las misas y otras celebraciones litúrgicas se suspendan en la capital de Manila, Filipinas, ha anunciado la conferencia episcopal del país.
«Con fines prácticos, la iglesia estará más que dispuesta a suspender cualquier actividad litúrgica si hay amenazas a la seguridad de los feligreses», afirmó el padre Jerome Secillano, miembro del comité de asuntos públicos de la conferencia episcopal, según informes de UCANews.
El domingo, una bomba detonó en la puerta de una iglesia católica en la sureña ciudad de Esperanza, hiriendo a dos personas.
Al día siguiente, la policía filipina detonó de forma segura un artefacto explosivo improvisado (IED) que se encontraba en una basura a unos metros de distancia de la Embajada de los Estados Unidos en Manila. El dispositivo fue descubierto temprano por la mañana por un barrendero, que luego se puso en contacto con las autoridades.
Aunque nadie se ha atribuido la responsabilidad del atentado cercano a la embajada, el jefe de policía de Manila, Joel Coronel, dijo que basándose en investigaciones iniciales, el dispositivo era similar a uno que detonó en septiembre en un concurrido mercado en Davao.
En un contexto de terrorismo islámico
El grupo terrorista Maute, que se declara leal al «Estado islámico», está acusado de perpetrar el atentado de septiembre, y las autoridades sospechan que el grupo también está detrás del reciente atentado.
Según «Inquirer», los funcionarios sospechaban que la bomba era un movimiento disuasorio del grupo de Maute, mientras los militares continuaban lanzando ataques aéreos y terrestres contra el grupo terrorista en la provincia de Lanao del Sur.
El Cardenal Orlando Quevedo, OMI, Arzobispo de Cotabato, condenó el atentado a la iglesia el domingo, y lo denunció como «terrorismo puro, agravado por la sacralidad del lugar, por la sacralidad del día y por la santidad del evento que acababa de tener lugar tomado».
Tras la más reciente amenaza de bomba, el palacio presidencial pidió medidas de seguridad reforzadas en Manila.
«Para garantizar la seguridad pública en los aeropuertos, puertos marítimos, terminales de autobuses y de transporte masivo, las agencias de transporte están encargadas de aumentar la visibilidad y presencia de personal uniformado», dijo el portavoz del palacio, Martin Andanar.
Andanar también agregó que el descubrimiento de la bomba «no debe ser motivo de alarma», porque «la policía tiene la situación bajo control y reforzará las medidas de seguridad en los lugares públicos».
Fr. Secillano dijo que es importante animar a los fieles a denunciar cualquier persona o actividad sospechosa y que los párrocos puedan solicitar a las fuerzas policiales y militares que aumenten su seguridad parroquial.
El más reciente bombardeo llevó al presidente Rodrigo Duterte a declarar un «estado de violencia sin ley» en Filipinas.