(MSN) Los médicos de Estados Unidos que han aplicado en México esta técnica sin precedentes querían asegurar que el niño naciera libre de una enfermedad genética de su madre, de origen jordano. La madre del pequeño había perdido a sus dos primeros hijos por culpa de una enfermedad rara, el síndrome de Leigh, una dolencia mortal que afecta el sistema nervioso en desarrollo. Los genes de la enfermedad están presentes en el ADN de la madre aunque ella esta sana, y por eso la pareja recurrió a esta técnica pionera para tener a su hijo.
El proceso es como sigue, de manera esquemática. Se fertilizan dos óvulos, uno de la madre y otro de la donante, con espermatozoides del padre. Se retira el núcleo de los dos embriones resultantes, y solo se conserva el creado por los padres. Ese núcleo se introduce en el embrión de la donante, sustituyendo al núcleo que se ha desechado. Y el embrión resultante se coloca en el útero de la madre. Lo mismo se puede hacer a escala de óvulo, antes de la fertilización. En ambos casos, el cambio es permanente y la futura descendencia del bebé que nazca con esta técnica estará también libre de la enfermedad mitocondrial.
La técnica de los tres padres, desarrollada en Newcastle, combina el ADN de los dos progenitores con la mitocondria sana de una donante mujer. De ahí el nombre popular de los tres padres. Aunque, de hecho, sería más correcto hablar de 2,002 padres, ya que solo casi el 0,2% (en concreto, el 0,18%) del ADN de la donante pasa al embrión y, aunque sí se transmite a generaciones posteriores, no afecta a características esenciales del individuo. También los órganos trasplantados convencionalmente contienen ADN del donante, y no se mezclan sus características genéticas con las del receptor de una manera relevante.
La Cámara de los Comunes británica aprobó en febrero una legislación que autorizaba esta técnica de reproducción asistida. Reino Unido se convertía así en el primer país que da luz verde a los llamados bebés de tres padres, lo que se espera que ayude a cerca de 150 parejas que cada año pierden a sus bebés por enfermedades raras mitocondriales.
En el campo de esta investigación se ha recibido la noticia como un logro revolucionario, aunque también se demanda cautela porque se podría incentivar la búsqueda de tratamientos pioneros en lugares donde la regulación es menos estricta. «Al realizar el tratamiento en México, el equipo no estaba sujeto a la misma regulación rigurosa que existe en otros países», ha asegurado el especialista Dusko Ilic, del King's College de Londres, a SMC. «Parece que tenemos un bebé sano. Debido a que se ha realizado correctamente, se plantearán menos preguntas, pero es importante que aun así las planteemos», insiste Ilic. «¿Era esta la primera vez que realizan la técnica o hubo otros intentos y están informando de esta porque se ha realizado correctamente? Esta y otras preguntas importantes siguen sin respuesta, porque este trabajo no ha sido publicado y el resto de la comunidad científica no ha podido examinarlo en detalle».