(Agencias) El papa Francisco sorprendió al declarar como mártir y beato de la Iglesia al sacerdote Pierre Jacques Hamel, degollado por dos miembros del Estado Islámico (EI) el pasado 26 de julio mientras celebraba misa en el noroeste de Francia.
El Pontífice celebró esta mañana una misa especial por la memoria del presbítero en la capilla de su residencia vaticana, la Casa Santa Marta, ante un grupo de fieles de la diócesis francesa de Ruán, entre los cuales estaban familiares de Hamel.
Tras la ceremonia, el obispo contó a los periodistas que trajo al Vaticano una foto del sacerdote para pedirle al Papa que la firmara como recuerdo para las tres monjas que asistieron al asesinato del sacerdote en la iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray y que no pudieron viajar.
La foto, en el altar
«Hice ver la foto al Papa y quería pedirle que la firmara, pero él me dijo: 'la ponemos en el altar' y esto me impactó», contó el prelado.
«Al final de la misa, después de saludar a todos, estaba firmando la foto y me dijo: 'Tu puedes poner en la iglesia esta foto porque él es beato ahora y si alguno te dice que no tienes el derecho, le dices que el Papa te dio el permiso'», agregó.
El obispo aseguró que su diócesis abrirá un proceso formal de beatificación, no obstante las palabras del Pontífice que ya reconoció informalmente al personaje. Según las normas de la Iglesia, es largo el camino para que una persona sea declarada beata.
El derecho canónico establece que se deben esperar cinco años antes de iniciar el proceso que pasa por varias fases: siervo de Dios, venerable, beato y santo. Para cubrir cada etapa se requiere presentar testimonios, cartas y otros documentos.
En cierto sentido Francisco obvió ese itinerario y esta mañana, durante la Misa, pidió a los fieles «rezarle» al padre Hamel que «está en el cielo» y «ya es beato desde ahora». El Papa lo declaró como mártir y parte de la «cadena de martirio» de los cristianos que empezó con Jesús.
Lebrun reveló que el cementerio de sacerdotes de la diócesis de Ruán donde reposan los restos del sacerdote y su tumba se convirtieron en meta de peregrinación de muchas personas que llegan ahí a rezar.
¡Fuera Satanás!
Agregó que aquel 26 de julio, cuando el cura yacía en el suelo porque había recibido las cuchilladas, tuvo la lucidez de gritar «¡fuera Satanás!», dando así «el nombre del verdadero asesino».
«Pienso que los asesinos aceptaron la influencia del diablo, de Satanás. La interpretación justa me la dio la hermana. El padre Jacques no podía pensar que estos jóvenes (los dos terroristas del EI) pudieran ser el origen de ese mal; no son ellos el origen de este mal», insistió.
El obispo reconoció que sus feligreses tienen todavía miedo de asistir a las iglesias tras el atentado. «La semana pasada tuve una reunión con los vicarios de la diócesis y me dijeron todos que reciben llamadas de personas que preguntan si hay misa, si pueden ir, si hay riesgo», siguió.
Empero aclaró que si bien a nivel psicológico existe miedo, mucho más profundo -en el alma- hay fortaleza.