(El Mundo/InfoCatólica) En lo que fue un claro apoyo a una política inmigratoria abierta, el rey recordó que muchos de los noruegos «han emigrado de Afganistán, Pakistán y Polonia, de Suecia, Somalia y Siria». Y se puso como ejemplo: «Mis abuelos emigraron de Dinamarca y el Reino Unido hace 110 años», aseguró, recordando a los reyes Haakon VII (nacido como Carlos de Dinamarca) y Maud de Gales.
En línea con las tesis liberales en lo moral, el monarca definió así a la juventud de su pueblo: «son chicas a las que les gustan las chicas; chicos a los que les gustan los chicos, y chicos y chicas que se gustan».
Y en relación a la religión, Harald afirmó que «los noruegos creen en Dios, en Alá, en todo y en nada».
Tras ello, pidió a los ciudadanos «que cuidemos unos de otros, que sigamos construyendo este país mediante la confianza, el compañerismo y la generosidad, que sepamos que, pese a nuestras diferencias, somos un solo pueblo»