(Zenit) De este modo, el Pontifice estuvo con 20 mujeres liberadas de la esclavitud de la prostitución. Seis de ellas proceden de Rumanía, cuatro de Albania, siete de Nigeria, y las otras tres de Túnez, Italia y Urania, siendo su media de 30 años.
Todas ellas han sufrido graves violencias físicas y ahora viven protegidas. Junto a ellas estaba también el responsable de la comunidad, Giovanni Paolo Ramonda, el asistente espiritual, dos trabajadores y la responsable de la casa en la que viven.
La visita de -indica la nota de la oficina de prensa de la Santa Sede- es otra llamada para combatir la trata de seres humanos, que el Santo Padre ha definido en varias ocasiones como un delito contra la humanidad y una plaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea, una plaga en la carne de Cristo.