(El Confidencial) El jeque saudí Abdul Aziz al-Fawzan aterrizó en España hace una década con la supuesta intención de promover el diálogo interreligioso, conectar culturas y fomentar la alianza de civilizaciones. El 12 de julio de 2012, convirtió en realidad su primer gran proyecto, Córdoba Internacional TV, un canal musulmán que emite en abierto y en castellano programas religiosos y de actualidad a través de internet y la plataforma Hispasat. Y el pasado noviembre dio un nuevo paso, constituyendo la Fundación Taqwa, que tiene como objetivo en sus estatutos «promover, realizar y fomentar la difusión del mensaje de la paz».
El problema es que, tras esas buenas intenciones, Al-Fawzan oculta su alineamiento con una de las visiones más radicales del islam y su estrategia para expandirlo por España, buscando la adhesión de los dos millones de musulmanes que ya residen en territorio nacional. Fuentes de las Fuerzas de Seguridad han confirmado a El Confidencial que están siguiendo sus pasos para evitar que ponga en riesgo la convivencia y se convierta en un foco de radicalización.
Odio a los cristianos
En una entrevista concedida en 2005 al canal Al-Majd TV, se preguntó cómo era posible que se respetara el cristianismo. «Alguien que niega a Alá, adora a Cristo, hijo de María, y afirma que Dios es la tercera parte de una trinidad... ¿cómo te van a gustar estas cosas que dice y hace? ¿No odias la fe de un politeísta que dice que Dios es la tercera parte de una trinidad, o quien adora a Cristo, hijo de María? Alguien que permite y comete fornicación, como en los países occidentales, donde la fornicación es permitida y no considerada un problema, ¿no odias esto? El que dice: «Yo no lo odio, no es un musulmán, mi hermano. Pero esto no es racismo, mi hermano. No odiamos a un politeísta por su color, género, sangre, país o porque es americano, europeo, chino o asiático. Sin embargo, si esa persona es un infiel, debo odiarlo, su herejía y su desafío a Alá y su profeta. Debo odiar sus abominaciones. Debe ser un odio positivo. Debe hacerme sentir compasión por él, debe guiarme para cambiarlo».
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