(Notivida/InfoCatólica) El prelado platense reiteró que en la última década se han aprobado «leyes injustas» «que han destruido el matrimonio y consiguientemente la familia». Hay leyes y sentencias judiciales que le niegan al niño el derecho «a ser criado y educado por un padre y una madre». «A veces se asumen como leyes caprichos individualistas que son impulsados por los lobbys», resaltó.
Esas leyes inicuas van conculcando los genuinos derechos humanos. Recordemos que el mes pasado Franja Morada denunció ante el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho de la UNT, al profesor Pascual Viejobueno porque en clase tildó de antinatural a la ley de «matrimonio igualitario». Los reclamos de Franja Morada llegaron después al INADI y si no han avanzado más es porque el último y más preciado de los objetivos de lobby homosexual -una ley antidiscriminatoria que contemple «orientación sexual» e «identidad de género»- aún no se aprobó. Si eso ocurriera se cercenarían entre otras, la libertad de pensamiento, la de expresión, y la de enseñar y aprender (Vid Notivida Nº 1005).
A continuación el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Aguer:
«Hemos vivido la celebración del Bicentenario de nuestra independencia y, debo decirles que estoy realmente conmovido porque ha sido una buena celebración. La necesitábamos. Y sobre todo porque ha sido una ocasión oportuna para pensar lo que viene: el Bicentenario es un punto de llegada pero tiene que ser también un punto de partida».
«¿Y un punto de partida hacia dónde? Miren les voy a decir una cosa que puede parecer paradojal: nosotros tenemos que experimentar una nostalgia de futuro. ¿Qué significa nostalgia? Nostalgia significa «pena de verse ausente de la patria», también significa «tristeza originada por el recuerdo de una dicha perdida». La raíz «algia» ustedes la conocen bien y significa dolor. Uno puede tener una neuralgia y muchas otras algias podemos tener. Y «nóstos», en griego, quiere decir regreso, vuelta a la patria; el nombre implica que es posible volver, ponerse en salida, comenzar el viaje».
«¿Cómo es posible que volvamos hacia el futuro? Lo que quiero decir es que nosotros tenemos que volver hacia lo mejor de nosotros mismos. No vamos a hacer ahora cálculos pero épocas mejores vivió la Argentina ciertamente y sobre todo porque sabemos que es más la gente honrada que los vivillos, los aprovechados, los mafiosos, los corruptos. ¡Es esa gente honrada la que tiene que surgir, salir a superficie!»
«Lo que debe extenderse en la Argentina de una manera bien clara es el fundamento serio de los auténticos derechos humanos sino no va a haber justicia verdadera. ¿Cuál es el fundamento de los derechos humanos? El fundamento es el orden de la creación, la naturaleza del hombre porque Dios ha hecho al hombre con sabiduría y con amor y eso nos confirma que hay límites que no se pueden franquear. Me estoy refiriendo a las leyes injustas que se han votado en la última década que han destruido el matrimonio y han destruido consiguientemente la familia. El otro día vi un fallo de un juez que otorga la adopción a un pseudomatrimonio de dos mujeres pero ese niño tiene derecho a ser criado y educado por un padre y una madre. A eso me refiero cuando hablo del fundamento de los derechos humanos, del orden de la naturaleza».
«Necesitamos volver a lo mejor de nosotros mismos. Especialmente y ya que nosotros somos cristianos debemos volver a Dios que es el fundamento y no sólo los católicos estamos embarcados en esto. Sartre decía que si Dios no existe todo está permitido y tiene razón porque no se podría dividir el bien del mal. Hay muchos creyentes de otras religiones en la Argentina, hay gente que es bautizada pero tiene una idea lejana de Dios. Tenemos que recuperar esa referencia a lo esencial aún aquellos que no creen en Dios tienen que admitir que en la naturaleza del hombre hay un orden y ese orden no se puede violar. Se lo puede camuflar de muchas maneras y sabemos que lo hacemos con cirugías, con vestidos o lo que fuera pero el verdadero orden no se puede violar. Eso es fundamental. A veces se asumen como leyes caprichos individualistas que son impulsados por los lobbys pero eso no hace a una sociedad justa y a una verdadera república democrática».
«Yo creo que el Bicentenario es una ocasión importantísima para pensar en todo esto, para experimentar esa nostalgia del futuro que es regresar a lo mejor de nosotros mismos. Los argentinos siempre tuvimos la inclinación un poco soberbia de creernos los mejores del mundo. Sabemos que no somos los mejores del mundo pero tampoco somos los peores. Volvamos a lo mejor de nosotros mismos y pidámosle a Dios que nos ayude en los años que siguen»