(Actuall) Charles Rhoads ha sido siempre un trabajador modelo y su experiencia lo demuestra. Treinta años al servicio de la empresa tecnológica SPX Flow situada en Rochester, estado de Nueva York (Estados Unidos), fue ascendido varias veces y tenía excelentes referencias de sus jefes. Sin embargo, ser cristiano en un ambiente hostil le ha costado su puesto de trabajo.
Los problemas para Rhoads comenzaron en una simple conversación de cafetería en su tiempo de descanso el 20 de abril de 2015. Cuando Rhoads entró en la cafetería, un compañero subordinado suyo llamado Craig Tyler estaba enseñándole las fotos de su boda gay a otro trabajador y al verle, Tyler le dijo que sí quería ver las fotos, pero éste rechazó la propuesta.
Tyler se molestó porque Rhoads no quisiera ver las fotos de su boda y al preguntarle por qué Rhoads le contestó que aunque le parecía una buena persona y compañero, para él «el matrimonio viene de Dios y no de las políticas de los hombres». Tyler le acusó, entonces, de «homófobo por menospreciar su relación homosexual».
Aunque en principio parecía que todo había quedado en un mera discusión sin mayores consecuencias, los problemas para este trabajador no habían hecho más que comenzar. A los tres días la empresa abrió una investigación y le despidieron. ¿Por qué? Rhoads lo ha contado todo al The New American.
«La conversación con mi empleado ocurrió un lunes y el viernes a las tres de la tarde me dijeron que me había acusado a la empresa por abuso de poder y que me iban a citar para dar mi versión de los hechos» señala Charles Rhoads.
«Me dijeron que mientras la empresa investigaba no me molestara en venir al trabajo el siguiente lunes. Me quitaron el ordenador, el teléfono de la empresa, las llaves del despacho y me echaron delante de todos mis compañeros de equipo. Por la noche en casa recibí la carta oficial de despido».
Lo curioso es que a la vez que ocurría este incidente, la empresa había enviado los informes de evaluación de empleados que elaboraban anualmente y los empleados recibían el mes de abril. En su informe, Rhoads tenía una calificación de tres sobre cuatro y le ofrecían como regalo una paga extra por sus 30 años de servicio.
Sin embargo, la empresa nunca le permitió dar su versión de los hechos. «Cuando llamé para pedir la citación, me dijeron que los abogados de la empresa ya habían tramitado oficialmente los papeles del despido, por lo que no iban a citarme para dar mi versión porque mis jefes ya habían hablado con los trabajadores de mi departamento«.
Ante la negativa de la empresa para que pudiera hablar, Rhoads ha acudido al estado de Nueva York para presentar una demanda por despido improcedente, alegando que «es claramente injusto despedir a un trabajador que lleva 30 años en una empresa por sus creencias religiosas, las cuales no interfieren en su puesto de trabajo», sentencia.
Un despido con dobles intenciones
Sin embargo, este trabajador tiene la sospecha de que su despido ha tenido que ver con algo más que con el hecho de ser cristiano. La mujer de Rhoads ha sufrido tres hemorragias cerebrales y ha tenido que ser operada en multitud de ocasiones. Los gastos médicos se han pagado gracias al seguro médico que SPX Flow ofrece a sus empleados y familiares.
«Creo que Tyler ni siquiera fue a hablar con recursos humanos y además me despidieron tres días antes de que mi mujer recogiera sus medicamentos que costaban 20.000 dólares.Tengo la sospecha de que me han despedido para no tener que hacerse cargo de las facturas médicas y además se ahorrarán pagar un sueldo equivalente a 30 años de trabajo y me sustituirán por alguien que cobra tres veces menos que yo».
Aún así, este trabajador asegura que los cristianos en su empresa nunca han sido bien vistos, por lo que tenían fácil despedirle por motivos religiosos. Algo que es claramente inconstitucional, porque atenta contra un derecho fundamental.