(Zenit) Procesiones por la paz recorrieron las ciudades de Damasco, Alepo, Homs, Tartus y Marmarita para pedir la gracia de la paz y un futuro de esperanza.
La Fundación de derecho pontificio Ayuda a la Iglesia Necesitada, invitó a las escuelas, parroquias y movimientos a unirse en esta jornada de oración por la paz «teniendo presente el sufrimiento de los hijos sirios, causado por estos años de conflicto armado».
La guerra que inició en Siria en 2011 ya causó unos 280 mil muertos y según otras fuentes los decesos habrían llegado a 470 mil, además de millones de heridos y desplazados, y una tremenda destrucción material.
Hoy, al menos 250.000 menores de edad viven en condiciones de brutal asedio, en zonas que han sido definidas por los activistas y ONGs como «cárceles a cielo abierto». Y casi dos millones y medio de niños por debajo de los cinco años de edad corren el riesgo de sufrir desnutrición.
En favor de la iniciativa, los patriarcas católicos y ortodoxos del país firmaron un mensaje común invitando a los cristianos del mundo entero a unirse a esta oración por la paz. Ha sido elegido como el patrón de la iniciativa, el Niño Jesús de Praga, que tiene el globo en su mano izquierda y bendice con su mano derecha.
«Desde hace más de cinco años –señala el mensaje– que los niños de Siria son heridos y traumatizados y asesinados por esta guerra cruel. Recemos a Cristo, el rey del universo, quien desde el momento que era un tierno niño en los brazos de su Madre, tiene al mundo en su mano, para que bendiga a los niños en Siria». Y le piden al Niño Jesús: «No demores más en traer la paz a nuestro país, mira las lágrimas de los niños, enjuga las de las madres, haz callar los gritos de dolor».
El padre Ibrahim Alsabagh, un franciscano de 44 años, guardián y párroco de la parroquia latina de San Francisco en Alepo, la «capital del Norte» de Siria, que desde hace semanas es teatro de pesados bombardeos señaló en declaraciones a la agencia Asia News que la oración especial por la paz de los niños cristianos sirios -católicos y ortodoxos- es la «mejor respuesta y la más bella» a la violencia de la guerra y a los fundamentalismos.
Así la parroquia latina de san Francisco celebró una Misa especial dedicada a los niños con la iglesia adornada con globos -cuenta el P. Ibrahim- y donde participaron los papás con unos 300 niños.
Se realizó también allí «un encuentro de catequesis sobre Jesús, luego un teatro con representaciones acerca de la misericordia corporal y espiritual tomadas del Evangelio, juegos, animación, cantos y bailes de trasfondo religioso, así como manualidades y momentos de oración». No faltó un momento en el que pudieron comer carne, beber leche y tomar otras cosas que no hay en sus hogares… Son niños, que quieren responder con la vida a la violencia de la guerra».