(La Nación/InfoCatólica) «Me estoy haciendo un chequeo para ver si puedo viajar. La gente lo da por hecho, pero todavía tengo que ver qué dicen los médicos», aseguró Bonafini en diálogo con radio Télam.
Enseguida, agregó: «He estado muy enferma y un viaje largo, con casi 88 años, tengo que hacerlo con buena salud».
Si bien dijo que no dará detalles de lo que pedirá al Sumo Pontífice durante el encuentro en Roma, la titular de Madres anticipó: «Va a ser una cosa privada y solo [puedo decir] que no voy a pedir nada personal, como siempre, como hacemos el trabajo las Madres, que sirva para todos, para unos y para otros», sostuvo.
Bonafini había contado en varias ocasiones que recibía invitaciones del Papa para que lo visite. El año pasado, dijo que le había puesto condiciones a Francisco para viajar. Entre otras, le pidió que reconociera que «la Iglesia tuvo mucha participación en la represión» durante la última dictadura y que hiciera «una misa por todos los sacerdotes y las monjas del tercer mundo desaparecidos en Latinoamérica».
«Siempre me está invitando Bergoglio para que vaya. Le pido varias cosas que, si él las hace, yo voy a ir», aseguró.
En sintonía con el giro que dio el kirchnerismo en 2013, la dirigente cambió su percepción sobre quien fuera arzobispo de Buenos Aires después que fuera electo como Papa. Tras haberlo tratado de «fascista» y de haberlo vinculado con la dictadura militar, Bonafini le escribió una carta al Sumo Pontífice en la que pidió disculpas y se mostró esperanzada por su llegada al Vaticano.
Pro-etarrra
Hebe de Bonafini ha mostrado en repetidas ocasiones su sinontía con la banda terrorista ETA. La argentina llegó a decir que «el Estado español está en guerra contra los vascos», aseguró que los presos etarras «son para el mundo un ejemplo de dignidad y de resistencia» y aseguró que España «el verdadero terrorismo es el que se ejerce desde el Estado». Dichas declaraciones serían consideradas en España como delito de ensalzamiento del terrorismo penado con cárcel.
La activista argentina ofendió además a San Juan Pablo II, de quien llegó a decir pocos días antes de su muerte:
«Nosotras deseamos que se queme vivo en el infierno. Es un cerdo. Aunque un sacerdote me dijo que el cerdo se come, y este Papa es incomible».