(AICA) El Santo Padre sostuvo que «es necesario haber conocido el problema de las enfermedades raras a escala mundial, invertir en la formación más adecuada, incrementar los recursos para la investigación, promover la adecuación legislativa y el cambio de paradigma económico, para que sea privilegiada la persona humana».
El pontífice hizo estas afirmaciones al recibir en audiencia a los participantes del III Congreso Internacional de Medicina Regeneradora, que desde el jueves 28 y hasta el sábado 30 de abril se desarrolla en el Aula Nueva del Sínodo, y está organizado por el Pontificio Consejo para la Cultura y la «Stem for Life Foundation» (SFLF).
En ese contexto, el papa Francisco saludó al vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien participa del Congreso.
En su discurso, el Santo Padre advirtió que a los pacientes con enfermedades de ese tipo muchas veces no se les presta la atención adecuada porque «no se entrevé la suficiente compensación económica de las inversiones efectuadas en favor suyo», y destacó las tareas de sensibilización, investigación y de asegurar el acceso a las curas, que realizan el Pontificio Consejo para la Cultura, la SFLF y la Fundación Vaticana Ciencia y Fe.
«Es de importancia capital -afirmó- promover en la sociedad el aumento de la empatía...Sabemos que a veces no se pueden encontrar soluciones rápidas a las patologías complejas, pero siempre se puede responder con atención a estas personas, que a menudo se sienten abandonadas y descuidadas. La sensibilidad humana, sin embargo, debería ser universal, independiente de las creencias religiosas, de la condición social o del contexto cultural».
Al referirse a la investigación, el Papa subrayó dos aspectos inseparables como son la educación y el de investigación científica, verdadera y propia: «En este horizonte pedagógico es necesario, en el contexto de las ciencias de la vida y de las ciencias médicas, proyectar recorridos interdisciplinarios reservando un espacio notable a la preparación humana con una referencia fundamental a la ética», porque «formación e investigación deben enmarcarse en el horizonte del servicio a valores elevados, como la solidaridad, la generosidad, el altruismo, el intercambio de conocimientos, el respeto por la vida humana y el amor fraterno y desinteresado».
«En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium –explicó sobre el tercer punto- señalé el valor del progreso de la humanidad en este momento histórico, por ejemplo en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación Sin embargo, afirmé con fuerza que hay que combatir una economía de la exclusión y de la desigualdad que siembra víctimas cuando el mecanismo de ganancia prevalece sobre el valor de la vida humana. Esta es la razón por la cual a la globalización de la indiferencia es necesario contraponer la globalización de la empatía».
Por último, Francisco aseveró que «estamos llamados a dar a conocer el problema de las enfermedades raras a escala mundial, a invertir en la formación más adecuada, a aumentar los recursos para la investigación, a promover la adecuación legislativa, y el cambio del paradigma económico para privilegiar a la persona. Entonces, gracias al compromiso coordinado en varios niveles y en diversos sectores, será posible no sólo encontrar las soluciones a los sufrimientos que afligen a nuestros hermanos y hermanas enfermos, sino también garantizarles el acceso a las curas».