(Unomasdoce/InfoCatólica) En una entrevista en la que aborda su trayectoria pastoral en las diócesis de las que ha sido obispo, don Braulio aborda la cuestión del papel de la familia en la sociedad:
¿Qué mensaje envía sobre el papel que tiene la familia y en referencia con la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”?
Nuestra sociedad es de contrastes que se mueve muchas veces en contradicciones porque, por un lado, la gente anhela tener una familia, tener una casa, estar con los amigos, con los cercanos, tener una paz, una tranquilidad y un hogar; pero por otro lado, adolece tantas veces en romper vínculos; en el fondo es estar nerviosos y pensar que todo vale en esta realidad.
Construir una familia es algo importantísimo para la sociedad y los políticos no están a esa altura; ninguno. Hablan mucho de la importancia de la familia pero no le dan ninguna importancia porque, si se la dieran, el artículo 27 de la Constitución lo apoyarían todos los partidos de una manera diferente.
Creo que en ese campo, nosotros, como cristianos resulta que lo que llamamos como matrimonio canónico está dentro de esa realidad humana y natural que es la familia. Y, por tanto, con una fuerza que nos viene desde dentro y con una capacidad de hacer frente a los embates que nos vienen de desunión, de divorcio, de separaciones, de lo que está haciendo que la familia sea inestable y que no pueda ser el sitio donde los padres no puedan llevar a cabo sus convicciones con sus hijos porque, muchas veces, el Estado o los gobiernos se introducen en sitios donde no debieran introducirse.
Es un reto muy grande porque estamos en una sociedad donde hace sus efectos la revolución sexual y donde está una cosa que es muy seria: la ideología de género que está, muchas veces, minando no sólo a los matrimonios católicos sino también a la familia como una realidad natural. Y en eso yo creo que hemos avanzado mucho pero tenemos que hacer cada vez más cosas y, por tanto, estoy contento pero nunca estaré del todo contento porque me parece que la tasa de divorcios sigue siendo muy grande al igual que la tasa de abortos y de los desajustes que significan las separaciones conyugales y todo lo que lleva consigo lo que es la poca iluminación de lo que es el matrimonio. Y por supuesto con la ley aquella que dice que la relación íntima de personas del mismo sexo se equipara al matrimonio. A mí me parece que es una situación peligrosísima y que creo que no ha hecho, para nada, ningún bien; ni a las personas del mismo sexo que tienen una relación afectiva ni a lo que se llama matrimonio que no tiene por qué ser sólo matrimonio canónico.