(AIN/Zenit) Aunque en Argelia el cristianismo inició en los primeros siglos de la era cristiana, hoy en este país la mayor parte de la población es musulmana. Hace dos décadas, operaban grupos extremistas islámicos que exigían a los extranjeros abandonar el país, pero los monjes se negaron incluso después de haber sido amenazados personalmente.
En la noche del 26 al 27 de marzo del año 1996 sucedió el ataque al monasterio en el que fueron secuestrados siete monjes. Los agresores islamistas pidieron entonces a París la liberación de varios terroristas a cambio de la libertad de los monjes, sin obtener un acuerdo. El papa Juan Pablo II solicitó que liberaran a los monjes, pero los extremistas los asesinaron el 21 de mayo. Nueve días después fueron encontradas sus cabezas, cerca de Medea.
Según publica la agencia Zenit, el hecho se le atribuye al Grupo Islámico Armado el cual reivindicó el acto criminal. Aunque en 1998, cuatro monjes trapenses quisieron volver y abrir el monasterio, el ministro argelino de Interior los desestimó por razones de seguridad.
Mientras daban testimonio de su fe en Cristo y demostraban que era posible una convivencia entre cristianos y musulmanes, los monjes de Tibhirine, Christian, Célestin, Bruno, Christophe, Paul, Luc y Michel fueron asesinados por los extremistas islámicos.