(Fides) «Aunque las estadísticas que manejan las instituciones encargadas coinciden en que los homicidios han bajado, nos impactan los crímenes que se cometen, sobre todo la masacre en Comayagüela y a la líder indígena Berta Cáceres. Esto causa consternación y vergüenza entre la población porque a nivel internacional volvemos a ser noticia, pero de una manera triste. Me duele por las muertes, pero también porque Honduras es mucho más que eso. A nivel internacional solo trascienden las tragedias y seguimos teniendo mala fama internacional» ha dicho el obispo.
En declaraciones a la prensa local, el obispo ha subrayado: «Tenemos que reflexionar y pensar sobre nuestros pecados colectivos, por ejemplo, la falta de sensibilidad ante el dolor provocado por el hambre y la pobreza extrema. Nos hemos acostumbrado ya a ver miseria, y esa no la quiere Dios. Todos tenemos algo de culpa de lo que está pasando en Honduras».
Mons. Emiliani también ha dirigido un llamamiento a los sicarios:
«Cada vez que se mata a alguien hay huérfanos, viudas, madres que lloran, familias que caen en duelo y luto. A los sicarios y autores intelectuales de esas muertes les digo que ¡ya dejen de matar!. Si acá en la Tierra hay impunidad, no lo habrá en el juicio final. Hay un infierno preparado para aquel que siga matando, se la verán con Dios y con Dios no se juega».