(Diócesis Huesca) La Eucaristía ha estado presidida por Mons. Julián Ruiz, obispo de Huesca y de Jaca, y concelebrada por el propio Mons. Damián Iguacen y por otras autoridades religiosas, unos 14 prelados y alrededor de 70 sacerdotes, tanto representantes de diferentes diócesis de la geografía española como diocesanos.
Entre otras personalidades, hay que destacar la presencia del cardenal, Mons. Carlos Amigo y del secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, quien se ha referido a D. Damián como «un ejemplo de dedicación a la iglesia. En él, con los años permanece esa frescura evangélica de un pastor, su delicadeza, su cariño, su cercanía a la gente, que en el fondo es la cercanía a Dios que ha mantenido».
Asimismo, han asistido prelados y obispos eméritos de las otras diócesis aragonesas y Mons. Jesús Sanz, actual arzobispo de Oviedo y anterior prelado oscense. El predecesor de D. Julián, ha reconocido que «volver por cualquier motivo a Huesca siempre es motivo de mucha alegría. En este caso, de los cien años, que no son pocos, de D. Damián Iguacen, que era para mí el hermano mayor que yo no tuve, por ser el mayor de mis hermanos. Contar con él cuando comenzaba mi andadura como obispo, sus consejos, su testimonio, su cercanía, su sencillez, fue para mí como esa seguridad que tienes en alguien que miras hacia arriba y te acoge, te abraza y tú te sabes, enormemente, acompañado. Por eso, es una alegría para la diócesis, para él, personalmente, y para todos los que le estamos acompañando en este día especial, hoy, en Huesca».
En los minutos previos a la celebración, el obispo de Huesca y de Jaca, Mons. Julián Ruiz, ha subrayado que «hoy es un de fiesta para todos y muy entrañable. Lo hemos preparado con cariño y podemos decir que los cien años de vida de D. Damián han sido un regalo». Además, D. Julián se ha mostrado agradecido con él por «todo lo que significa una vida de servicio, de sencillez… Es un ejemplo para todos, un estímulo».
Antes de que comenzase la celebración D. Damián ya se mostraba emocionado al saberse tan querido y ver tantas personas que se han desplazado en este día para acompañarlo en su aniversario. Por ello, ha dado «gracias a Dios y a vosotros», refiriéndose a todas esas personas que han hecho posible este día, y ha añadido, «he hecho todo lo que sabía hacer y con toda ilusión y veo que algún fruto ha tenido».
Transcurridos unos minutos de las 12:30 horas, ha comenzado la Eucaristía con una procesión por el interior de la Catedral. Mons. Julián Ruiz, en su homilía ha comentado que «esta celebración tiene un triple objetivo: dar gracias a Dios por Don Damián, dar gracias a Dios con D. Damián y dar gracias a D. Damián» y ha repasado su trayectoria pastoral y su recorrido por las diferentes diócesis en las que ha servido.
Mensaje del Papa
Al concluir la Eucaristía, el obispo oscense ha leído dos cartas, una en nombre del cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, y otra del cardenal Marc Ouellet, de la Congregación para los obispos. Por su parte, el obispo D. Bernardo Álvarez, ha puesto voz a unas palabras del Papa dirigidas a Mons. Iguacen. En este mensaje, Francisco «se une espiritualmente a la acción de gracias a Dios por los dones recibidos en su dilatada vida de pastor y de servicio generoso a la Iglesia». El obispo de Roma «le asegura un recuerdo en sus oraciones para que el Señor le acompañe siempre en su bondad y le conceda abundancia de paz y serenidad espiritual». El mensaje concluye encomendando al obispo emérito de Tenerife a la protección de la Virgen María e imparte la bendición apostólica.
El homenaje ha concluido con la intervención de un emocionado obispo, D. Damián, que como es habitual en su carácter puso un toque de humor, al recomendar a todos los presentes un secreto para llegar a los cien años. «Una receta que a mí me ha ido muy bien. Me ha gustado el arte, he trabajado bastante en el arte religioso y he comprobado las cornucopias, cómo las adornan. Que sepamos hacer una cornucopia para enmarcar nuestra vida. Con cuatro lados: Señor. Sí. Aquí estoy. Amén. Aleluya. Demos gracias al Señor y que lo bendigamos para siempre».