(AIN) El padre Pierbattista Pizzaballa está a la cabeza de los franciscanos en Próximo Oriente. Los hermanos de la Custodia de Tierra Santa desarrollan su labor en Israel y Palestina, pero también en Egipto y Siria. Recientemente fue secuestrado un hermano franciscano en Siria.
Tras cinco años de la primavera árabe, reina el caos y la desintegración estatal, especialmente en Siria. El padre Pierbattista Pizzaballa no sabe qué responder si hay o no motivos para el optimismo en este año 2016. Lo que sí considera es que desde el punto de vista político y militar, este año será un año decisivo. 2016 podría suponer un cambio radical. «Estoy detectando en Siria un cierto cansancio de la guerra entre las partes interesadas; por lo tanto no pueden continuar con esta intensidad durante mucho tiempo», asegura.
- ¿Cree que esto hará posible encontrar una solución política en las conversaciones de paz de Ginebra para Siria
Probablemente no de modo inmediato. Las trincheras son demasiado profundas para ello; pero puede ser un comienzo.
Pero, ¿tienen los cristianos todavía tiempo suficiente para esperar que se produzca un cambio en algún momento
Muchos cristianos han abandonado ya Siria. Esto es porque los cristianos no solo sufren por la guerra y sus consecuencias, como la destrucción y los déficits en el suministro. Aunque las armas se acallaran, la situación seguiría siendo difícil para ellos. Tenga en cuenta que esta guerra tiene fuertes repercusiones sociales, pues no es sencillamente una guerra civil, tanto en Irak como en Siria. Desde un principio ha tenido un claro carácter confesional, religioso.
No será una tarea sencilla recuperar la confianza perdida entre cristianos y musulmanes en este país. Y a esto se vienen a añadir las consecuencias económicas. Será muy difícil reconstruir dichos países, incluso en caso de continúen con sus fronteras actuales. Los cristianos están también preocupados por su incierto futuro político. ¿Qué tipo de gobierno tendrá Siria? Para responder a su pregunta: por supuesto que no todos se irán. Aquellos que podían, o que querían, ya se han ido. Los que se han quedado son los que no querían o no podían abandonar el país. De estos nos hemos de ocupar.
Usted decía que la confianza entre cristianos y musulmanes está enturbiada o incluso destruida. ¿Por qué?
Bueno, solo tiene que pensar en los yihadistas como Daesh o Jabhat al-Nusra.
Pero, ¿representan esos grupos realmente el modo de pensar de los sunitas en Siria o Irak?
Por supuesto que no todos los sirios están de acuerdo con su ideología o la apoyan. Después de todo también reprimen a los musulmanes en las regiones que controlan; hablando en cifras se puede incluso decir que principalmente oprimen a musulmanes. Sin embargo, siguen teniendo mucha popularidad; sin el apoyo de la población en general sería imposible para esos grupos controlar partes tan amplias de Siria e Irak.
¿Y los cristianos son perseguidos porque los islamistas piensan que están del lado del Gobierno?
Sí. Sin embargo, también en muchos lugares de Siria cooperan y conviven maravillosamente cristianos y musulmanes. Estoy hablando más bien en términos de desarrollos generales.
Pero, ¿cómo se puede restaurar la confianza en este caso? ¿Es quizá necesario separar los grupos a lo largo de fronteras religiosas y étnicas?
En Siria existen esas tendencias. Esto no se debe hacer en ningún caso. Para que los cristianos tengan un posible futuro en sus países hay que imponer el concepto de ciudadanía y de igualdad civil. Este es el punto decisivo. Aquí es donde los líderes religiosos han de tomar parte en el asunto, pues el fundamentalismo islámico no viene de la nada.
Sin embargo, muchos clérigos islámicos dicen que, por ejemplo, ISIS no tiene nada que ver con el Islam.
Seguro que es una desviación, pero también hay relaciones con la teología establecida. Después de la Segunda Guerra Mundial, los católicos tuvimos que preguntarnos en qué medida el moderno anti-judaísmo contribuyó a la Shoah y si nosotros desempeñamos un papel en ello. Los teólogos musulmanes se tienen que plantear hoy en día cuestiones similares. Es necesario un examen de conciencia teológico. Se tienen que preguntar: ¿qué, en nuestra doctrina, ha conducido al fundamentalismo moderno? Uno se tiene que preguntar de dónde surgen de repente los cientos de miles de fundamentalistas que matan a los cristianos y a personas de diferentes religiones. ¿Por qué lo hacen? Es necesario que a esto respondan los teólogos no radicales; pero también los cristianos tienen que desempeñar un papel aquí.
¿A qué papel se refiere?
Los cristianos tenemos que dar un ejemplo de perdón. En particular, el Año de la Misericordia puede ayudar a que nos demos cuenta de ello.
Pero, ¿cómo puede un cristiano perdonar a ISIS, por ejemplo?
Si les odiamos, ya han ganado ellos. Y esto es exactamente lo que quieren. Humanamente, por supuesto que es muy difícil conceder el perdón y eso no se puede hacer automáticamente, sino dentro de un proceso que requiere tiempo. Pero tenemos que ponerlo en nuestro punto de mira. Como italiano que vive en seguridad, soy el último en decir a un cristiano de Alepo cómo debe hacerlo; tampoco tengo respuestas para ello. Pero los cristianos de Siria e Irak deben hacerse esa pregunta. El Evangelio nos requiere a hacerlo; si no lo hacemos, nuestra fe es solo teórica. Después de todo, nuestra fe nació en el Monte Calvario. Esto quiere decir que el perdón se encuentra en el centro del cristianismo desde sus comienzos.
Europa dejó hace tiempo de ser un mero observador de los cambios que se están produciendo en Próximo Oriente; está directamente afectada por el flujo de refugiados procedentes de esta región.
También muchos cristianos se han dirigido a Europa. ¿Le preocupa esto? Yo no animaría a los cristianos a emigrar en ningún caso. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para que los cristianos puedan quedarse. Les diría: dirigíos a una parte segura del país, pero quedaos en Siria. Huir no es ninguna solución, pues los cristianos forman parte de nuestro país. Tienen una misión que cumplir aquí, y Europa no es ningún paraíso.
Las señales de bienvenida de, por ejemplo, Alemania, ¿no hacen que su trabajo sea más difícil? Sí. Por supuesto que esto hace más difíciles nuestros esfuerzos para ayudar a que se quede la gente y no deje el país. Todo el mundo habla ahora de que quiere irse a Alemania. Angela Merkel les ha invitado, dicen. Sin embargo, yo les diría a los políticos de Europa: sería mejor ayudar a los refugiados, incluidos los cristianos, aquí que en Europa. Sería mejor invertir aquí el dinero necesario para admitir a millones de refugiados. Es mejor tanto para los refugiados como para la región.