(Fides) Del informe de las actividades del centro Jbeil, lanzado por el JRS, se conoce que todos los niños asistidos se han visto afectados de forma más o menos traumática por las consecuencias de la guerra. Algunos de ellos han sido víctimas de violencia doméstica, y la mayoría de ellos, actualmente viven en casas que no son adecuadas o con condiciones de hacinamiento.
En la mayoría de los niños, la experiencia traumática tiene consecuencias negativas en términos de comportamiento, empezando por la incapacidad de estar en clase. Una condición que debe ser abordado con paciencia, teniendo en cuenta, subraya Majed Mardini, profesor en el centro escolar de Jbeil, que los niños sirios «necesitan mucho más que una educación tradicional».
Asistencia social y psicológica
Se requiere que todos los maestros realicen una obra de asistencia social y psicológica. «Muchos de los chicos» refiere Mardini «no saben cómo se tiene que estar en la escuela. Enseñamos a los niños cómo comportarse, cómo interactuar con los demás, pero sobre todo, como quererse unos a otros».
Sólo un trabajo diario y continuativo permite obtener resultados gratificantes, y obtener una mejora real en el comportamiento y la capacidad de aprendizaje de los niños. Muchos de ellos –explican los maestros– con el tiempo reconocen la escuela como el único lugar donde pueden ser felices, y no quieren interrumpir la frecuentación en el periodo de vacaciones, que para muchos de ellos es un momento de tristeza y abandono.
Sea cual sea su futuro, en Siria o en otro lugar, «la educación», señala Mardini, «es la única manera de construir un futuro para estos niños».