Papa Francisco: «contemplar la Maternidad de María como icono de la paz»

Homilía de inicio del año

Papa Francisco: «contemplar la Maternidad de María como icono de la paz»

«Muéstranos el rostro de tu Hijo Jesús, que derrama sobre todo el mundo su misericordia y su paz», es la oración conclusiva del Papa Francisco en su homilía de la Misa en la Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios y 49° Jornada Mundial de la Paz.

(Camino Católico) Comentando el pasaje bíblico de la Carta de San Pablo Apóstol a los Gálatas, el Santo Padre se preguntó:«¿Qué significa el que Jesús nazca en la «plenitud de los tiempos»?». La plenitud de los tiempo es entendida e interpretada desde el punto de vista de Dios, afirmó el Obispo de Roma, por ello, la plenitud de los tiempos tiene lugar en el momento en el que Dios establece que ha llegado la hora de cumplir la promesa que había hecho.

«Al comienzo de un nuevo año, la Iglesia nos hace contemplar la Maternidad de María como icono de la paz. A través de ella, a través de su «sí», ha llegado la plenitud de los tiempos. Ella se nos presenta como un vaso siempre rebosante de la memoria de Jesús, Sede de la Sabiduría, al que podemos acudir para saber interpretar coherentemente su enseñanza, para captar el sentido de los acontecimientos que nos afectan a nosotros, a nuestras familias, a nuestros países y al mundo entero. Donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos».

Antes de concluir su homilía, el Papa Francisco invocó a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios. «Bienaventurada eres tú, María, porque has dado al mundo al Hijo de Dios; pero todavía más dichosa por haber creído en él. Derrama sobre nosotros tu bendición en este día consagrado a ti; muéstranos el rostro de tu Hijo Jesús, que derrama sobre todo el mundo su misericordia y su paz». En el video se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre, cuyo texto completo es el siguiente:

Hemos escuchado las palabras del apóstol Pablo: «Cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Ga 4,4).

¿Qué significa el que Jesús nazca en la «plenitud de los tiempos»? Si nos fijamos únicamente en el momento histórico, podemos quedarnos pronto defraudados. Roma dominaba con su potencia militar gran parte del mundo conocido. El emperador Augusto había llegado al poder después de haber combatido cinco guerras civiles. También Israel había sido conquistado por el Imperio Romano y el pueblo elegido carecía de libertad. Para los contemporáneos de Jesús, por tanto, ese no era en modo alguno el mejor momento. La plenitud de los tiempos no se define desde una perspectiva geopolítica.

Se necesita, pues, otra interpretación, que entienda la plenitud desde el punto de vista de Dios. Para la humanidad, la plenitud de los tiempos tiene lugar en el momento en el que Dios establece que ha llegado la hora de cumplir la promesa que había hecho.

Por tanto, no es la historia la que decide el nacimiento de Cristo; es más bien su venida en el mundo la que permite a la historia alcanzar su plenitud.

Por esta razón, el nacimiento del Hijo de Dios señala el comienzo de una nueva era en la que se cumple la antigua promesa. Como escribe el autor de la Carta a los Hebreos: «En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa» (1,1-3).

La plenitud de los tiempos es, pues, la presencia en nuestra historia del mismo Dios en persona. Ahora podemos ver su gloria que resplandece en la pobreza de un establo, y ser animados y sostenidos por su Verbo que se ha hecho «pequeño» en un niño. Gracias a él, nuestro tiempo encuentra su plenitud.

Sin embargo, este misterio contrasta siempre con la dramática experiencia histórica. Cada día, aunque deseamos vernos sostenidos por los signos de la presencia de Dios, nos encontramos con signos opuestos, negativos, que nos hacen creer que está ausente.

La plenitud de los tiempos parece desmoronarse ante la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día a la humanidad. A veces nos preguntamos: ¿Cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo? ¿Hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes? ¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales? Un río de miseria, alimentado por el pecado, parece contradecir la plenitud de los tiempos realizada por Cristo.

Y, sin embargo, este río en crecida nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo. Todos estamos llamados a sumergirnos en este océano, a dejarnos regenerar para vencer la indiferencia que impide la solidaridad y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir. La gracia de Cristo, que lleva a su cumplimiento la esperanza de la salvación, nos empuja a cooperar con él en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria de Dios.

Al comienzo de un nuevo año, la Iglesia nos hace contemplar la Maternidad de María como icono de la paz. La promesa antigua se cumple en su persona. Ella ha creído en las palabras del ángel, ha concebido al Hijo, se ha convertido en la Madre del Señor. A través de ella, a través de su «sí», ha llegado la plenitud de los tiempos.

El Evangelio que hemos escuchado dice: «Conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). Ella se nos presenta como un vaso siempre rebosante de la memoria de Jesús, Sede de la Sabiduría, al que podemos acudir para saber interpretar coherentemente su enseñanza. Hoy nos ofrece la posibilidad de captar el sentido de los acontecimientos que nos afectan a nosotros personalmente, a nuestras familias, a nuestros países y al mundo entero. Donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos.

Bienaventurada eres tú, María, porque has dado al mundo al Hijo de Dios; pero todavía más dichosa por haber creído en él. Llena de fe has concebido a Jesús antes en tu corazón que en tu seno, para hacerte Madre de todos los creyentes (cf. San Agustín, Sermón215, 4). Derrama sobre nosotros tu bendición en este día consagrado a ti; muéstranos el rostro de tu Hijo Jesús, que derrama sobre todo el mundo su misericordia y su paz.

Francisco

 

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10 comentarios

Juan Mariner
Desde luego todo lo que tiene que ver con la maternidad nos adentra en la paz, todo lo contrario a la maternidad nos sume en el egoismo, la confrontación y la muerte.
1/01/16 1:09 PM
antonio
La Resantisima Virgén Maria ruegue por el Santo Padre, y la Iglesia Universal.

La Santisima Virgén Maria,nuestra madre común, que belleza, San Ignasio tuvo una aparición en el Castillo de Loyola, y no deseo nunca más nada con concupiscencia..

La Mujer más hermosa del Universo, ahi en el Santo Sacrificio de la Misa, está con el Hijo, corredimiendo desde siempre.Un dia te veré una hermosa canción de siempre.

Otra obra Maestra de un Dios, el ESPIRITU SANTO.
1/01/16 2:09 PM
antonio
Santisima Virgén Maria Madre de la Divina Gracia, ruega que tus hijos estén siempre en la misma.

Sin la Gracia estamos sin rumbo!!!!!
1/01/16 2:28 PM
Tomás Bertrán
El Papa Francisco vuelve a enseñarnos conforme a toda la tradición de la Iglesia sobre la Virgen María. En todo conforme a este mensaje. ¡Viva el Papa!.
1/01/16 9:22 PM
antonio
Siempre en la acción de Gracias Eucaristica, hay que orar por todo el Cuerpo Mistico, desde China, hasta todo lo que menciona Maria Arribel, Siria,Irak, por los Martires, y siempre por la cabeza visible del Cuerpo Mistico que es el Santo Padre, (Dones el Padre Philipon, no guste o no, y lo digo sin ninguna doble intencion, debe ser asi), por el Obispo del lugar, es asi.


Que Dios lo bendiga y lo haga con la Iglesia
2/01/16 12:36 AM
Alejandros
Cristo no ha venido a solucionar nuestros problemas sociales, no ha venido a traernos la paz del mundo. Ha venido a salvar nuestras almas, para la eternidad.
Maria es Corredentora con Cristo y es quien nos engendra espiritualmente.
El mensaje evangélico es contundente pero a casi nadie le agrada.
Jesucristo se dejó crucificar por los mismos que ahora gobiernan el mundo y dirigidos por el anticristo.
La doctrina está siendo modificada, no dejemos que nos engañen.
2/01/16 11:58 AM
Juan Carlos
¿Si los humanos salvaremos el mundo y lo haremos mas justo sin importar si tenemos fe o no, entonces seria necesaria una segunda venida de Cristo?
2/01/16 3:57 PM
Alejandros
Juan Carlos te recomiendo la lectura de la Biblia y el Catecismo 675.
2ª Tesalonicenses 2. Apocalipsis 18, 19, 20 y 21...
Ultimos capitulos de los evangelios como S. Mateo 24. 1ª Corintios 15,23. 1ª Tesalonicenses 2,19. 3,13. 4,15. 5,23. Santiago 5,7-8. 2ª S. Pedro 1,16. 3,4. 1ª S. Juan 2,28.
Y hay más sobre la Parusía o regreso de Cristo.
Las profecías de la Biblia siempre se cumplen, son promesas de Dios, y El no miente.
3/01/16 2:01 PM
Juan Carlos
Muchas gracias Alejandros
4/01/16 3:02 AM
Flor Marina Domínguez
Me pregunto, ¿Cómo es posible que haya tanta injusticia, tanta violencia, tantos niños que mueren de hambre, tantas madres que son maltratadas, tantos niños que no se les permite ver la luz del día porque no se les permite nacer? ...todo esto es una situación de pecado que clama ante Dios, los cristianos estamos urgidos a acudir a María para que ella obtenga de su Hijo, la paz que tanto necesitamos a nivel personal, familiar y mundial. S,i Dios espera que acudamos a su misericordia, para derramar en raudales sus gracias y bendiciones.
Alabado y bendecido sea el Señor.
17/11/20 10:47 PM

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