(AICA) Monseñor Samir Nassar, arzobispo maronita de Damasco, definió el acontecimiento como «un verdadero regalo de Navidad: será un oasis de oración y un signo de alegría y de esperanza en medio de un mundo de violencia, intolerancia y miedo».
«En medio de las ruinas, esta nueva capilla se presenta como la estrella de los Reyes Magos, que conduce al Niño Divino», subrayó el prelado maronita:
«A pesar de la guerra, a pesar de los graves problemas sociales y económicos -dice el arzobispo a la Agencia Fides- nuestros sacerdotes y fieles pusieron en marcha tres proyectos para levantar tres capillas en tres distritos de Damasco. Esta es la primera. Las otras dos estarán en los barrios de Douwaylaa y Jaramana. Estos lugares sirven para fortalecer a la comunidad de los fieles, para organizar encuentros y catequesis sobre la Biblia y vigilias de oración y fraternidad. En estos momentos difíciles, de inseguridad y violencia, Cristo sigue atrayendo cada vez más y más».
«La construcción de una iglesia en tiempos de guerra y desolación -concluye el arzobispo- expresa el deseo de vencer a la muerte y el valor de vivir la fe. Nuestros fieles valientes optaron por permanecer en la ciudad, ir contra corriente y poner su confianza en Jesucristo, en esta noche oscura. Este año la Navidad en Damasco también será una celebración de Resurrección»