(Zenit/InfoCatólica) Mons. Patrón destaca la «relación directa entre el llamado de Dios, la respuesta de la persona y la formación del discípulo y después del pastor desde una comunidad formativa que es el seminario y después la misión que recibe siempre en el pueblo de Dios».
El prelado indicó la necesidad de tener muy en cuenta que «el trabajo que se debe hacer previo al seminario sea realizado con mayor cuidado, entusiasmo y profundidad. El trabajo previo que se da en las familias, las parroquias, los grupos, catequesis, pastoral juvenil y lo que realiza después la pastoral vocacional. De tal manera que los candidatos que lleguen al seminario sean jóvenes que tengan todas las capacidades humanas, espirituales, apostólicas e intelectuales para iniciar un camino de formación», y añade que «es importante la selección pero antes de eso, toda la preparación».
En ese sentido. el obispo asegura que en muchos seminarios ya «se está trabajando con el itinerario formativo que incluye a la propia familia dentro del camino de crecimiento vocacional cristiano. Ya hay actividades concretas humanas, espirituales, apostólicas, inclusive de contenido catequético e intelectual para que la familia haga un camino vocacional junto al seminarista».
Mons. Patrón recureda que «todas las llamadas vocacionales parten de la experiencia del amor misericordioso de Dios. Nadie es digno de ser llamado por Jesús. Todos los apóstoles sentimos el llamado de amor, pero un amor de misericordia. Y esa experiencia de ser liberados, salvados, abrazados por la misericordia de Dios es el elemento catalizador de la formación y del servicio sacerdotal».