(Efe/Noticias de Navarra) Las formas consagradas, que han desaparecido y no van a ser repuestas, formaban parte de la exposición 'Desenterrados', instalada en una sala de gestión municipal de Pamplona y que ha suscitado la intervención ante la Fiscalía de la Delegación del Gobierno en Navarra, y las críticas de partidos, colectivos católicos y el Arzobispado de la ciudad.
«Yo creo que toda expresión de diferencia tan profunda como se ha visto entre la exposición y quienes han ido a protestar es la expresión de quienes están de acuerdo y quienes no lo están, es saludable y es razonable», ha precisado Barkos.
En declaraciones a los periodistas tras presidir una concentración silenciosa en el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, la presidenta ha señalado que se trata de la exposición abierta en una sala municipal.
«La gestión que se ha hecho desde el Ayuntamiento de Pamplona corresponde valorar exclusivamente al alcalde de Pamplona y yo no lo voy a hacer», ha zanjado.
Explicaciones del alcalde
Por otro lado, el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, instó ayer al «sosiego» de todas las partes implicadas en la polémica sobre las hostias consagradas expuestas en la sala municipal, unas piezas que, según señaló en una rueda de prensa ayer por la mañana, «no estaban inventariadas en el pliego de la muestra».
Asiron, que el lunes ya había solicitado al artista que retirara la pieza, se mostró expresamente crítico con la exhibición de algo «extemporáneo y que debería retirarse de la exposición» puesto que, a su juicio, «no puede traer nada bueno». Asimismo, el alcalde subrayó que en el pliego de la exposición Desenterrados no constaba expresamente la exhibición de las hostias consagradas, objeto de la polémica.
Abel Azcona dice que se guarda más hostias consagradas
Sobre esto, Abel Azcona aseguró: «Aunque en el pliego no se indicaba como tal, el Ayuntamiento me dio su consentimiento para que trajera todas las piezas que considerase oportunas y, además, conocían el contenido de todas las piezas que conformaban la exposición porque estuvieron en su montaje y momentos antes de la inauguración».
Azcona acepto la retirada pero advirtió: «Esto no significa que ceda ante las presiones o que censure mi propia obra, pero me parece absurdo volver a reponer una pieza que sé que volverán a robar, así que prefiero guardar las hostias para volverlas a utilizar».
Por otro lado, tras insistir en que las fotografías «no se han realizado ni aquí ni ahora» y mostrar su «extrañeza» porque la muestra haya levantado en Pamplona esta «polvareda» que no existió en las ciudades donde se había exhibido con anterioridad, Asiron defendió su «compromiso irrenunciable con la libertad de expresión», aunque ya había aventurado que velarían «por que la exposición se realice en los términos en los que está autorizada y la parte de las hostias no lo está». Por último, agregó, a nivel personal: «No me gustan en absoluto parte de estos contenidos puesto que pueden cruzar la línea de lo que puede resultar ofensivo a determinadas sensibilidades».