(Agencias) El Santo Padre ha indicado la necesidad de defender el derecho al reposo semanal, la jubilación digna; el derecho asistencial para el que ha perdido el trabajo, nunca lo tuvo o ha tenido que dejarlo. Ha apoyado la atención privilegiada al trabajo femenino, lo que incluye la asistencia a la maternidad, «tutelando la vida que nace».
El Papa ha pedido igualmente que nunca falte el seguro para la vejez, la enfermedad, los infortunios laborales.
El Pontífice ha recordado que el hombre ha de ser el protagonista de la actividad económica:
«¡Nunca olvidar al hombre: éste es el imperativo! Amar y servir al hombre con conciencia responsabilidad, disponibilidad. Trabajar para el que trabaja y no olvidar al que quisiera trabajar y no puede hacerlo. Y ello, no como obra de solidaridad, sino como deber de justicia y de subsidiariedad. Sostener a los más débiles, para que a nadie le falte la dignidad y la libertad de vivir una vida auténticamente humana».
Y ha añadido que el trabajo :
«no puede ser prolongado o reducido en función de la ganancia de pocos y de formas productivas que sacrifican valores, relaciones y principios» por lo que «no puede ser un mero engranaje del mecanismo perverso que prevé recursos para obtener más y más ganancias».