(Asia News) Los manifestantes marcharon a lo largo de dos kilómetros gritando slogans como «Queremos la paz, y no la violencia», «Basta de atrocidades contra las minorías y las mujeres », «Pidamos resarcimientos adecuados» y «No dividan a las personas en nombre de la religión y de la raza» (v. foto). Mani Shankar Aiyar, ex Ministro del Gobierno central, dijo durante la manifestación: «¿Debemos olvidar lo que ocurrió? Olvidarlo sería un crimen. Debe hacerse justicia».
Algunos líderes de partidos comunistas de oposición criticaron al BJP (Bharatiya Janata Party, partido nacionalista hindú liderado por el prémier Narendra Modi), sosteniendo que el partido «castiga a personas inocentes, en lugar de asegurarse de que los criminales terminen en la justicia».
No se ha hecho justicia
La manifestación de ayer fue organizada por la asociación «Kandhamal Nyaya Shanti O Sadbhabana Samaj», que reúne a los sobrevivientes de la violencia sectaria. Además del ex Ministro Aiyar, estuvieron también presentes el diputado Brinda Barat , miembro del Partido Comunista de la India (Maoísta) y Kavita Krishnan, ex diputado y líder del Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista). Los cristianos lamentan que a siete años del terrible pogromo contra los cristianos ocurido en el distrito de Kandhamal en el año 2008 [del cual el 25 de agosto se celebró el aniversario - ndr], no se haya hecho aún justicia.
La muerte de Laxamananda Saraswati, líder del Vishwa Hindu Parishad (VHP, grupo ultranacionalista hindú, asesinado el 23 de agosto de 2008 por un grupo maoísta) condujo a las atrocidades en el Estado de Orissa. A pesar de que los guerrilleros enseguida admitieron su responsabilidad sobre el asesinato, en los días subsiguientes los radicales hindúes descargaron la culpa sobre los cristianos, que hacía tiempo eran criticados por el gurú debido a su compromiso social con los tribales y dalit (excluídos de las castas) y acusados -junto a obispos, sacerdotes y monjas - de hacer proselitismo.
Aiyar dio un testimonio de lo que vivió durante los días que duró la violencia «Yo visitaba aquellas bellísimas tierras en calidad de Ministro del gobierno central. Ahora vuelvo aquí luego de las masacres y tengo un dolor profundo. En este lugar las distintas religiones y castas vivían en paz. Pero de repente fueron asesinadas muchísimas personas, muchos fueron desplazados, las casas y las iglesias fueron destruidas, las mujeres abusadas y raptadas. Es el día de hoy que muchos sobrevivientes no pueden regresar aún a sus casas».
La asociación de los sobrevivientes escribió una carta al presidente de la India, Pranab Kumar Mukherjee, informando el número de ataques efectuados en el 2008. Los pogromos obligaron a 56.000 fieles a huir y produjeron el saqueo y la quema de 6.500 casas en 600 aldeas. De acuerdo a los datos del gobierno los muertos fueron sólo 38; dos mujeres fueron raptadas y hubo numerosas personas con mutilaciones y daños permanentes.
Sin embargo, el balance de la Iglesia y los activistas sociales difiere mucho de esas cifras: 350 iglesias fueron destruidas y 35 institutos (conventos, escuelas, pensiones e institutos de asistencia) fueron dañados, quemados o saqueados. Hubo por lo menos 90 víctimas y entre ellas ancianos, discapacitados, niños, hombres y mujeres. La asociación calcula que por lo menos 10.000 niños se vieron forzados a abandonar sus estudios. Entre ellos, muchos menores fueron traficados en otros estados como esclavos sexuales o como empleadas domésticas; la mayor parte de ellos sufrieron algún tipo de violencia por parte de sus empleadores, no pudiendo denunciar los abusos para poder seguir manteniendo a la propia famila.
Entre quienes sufrieron la violencia están el Padre Thomas Chellan, director del Centro Pastoral Divyiajyoti y suor Meena Barwa (sobrina de Mons. John Barwa svd, arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar), quien estaba con él al momento de la agresión. Ambos siguen con vida, a diferencia del Padre Bernard Digal, muerto en el hospital luego de meses de sufrimientos, quien fue recordado al erigirse en marzo de este año el primer monumento en homenaje a los mártires de los pogromos.
A propósito de estos datos, Krishnan refiere: «Lo que el Sangh Parivar [la organización paraguas que reúne a muchas asociaciones paramilitares hindúes, entre las cuales está el VHP - ndr] hizo en Kandhamal debe ser considerado terrorismo. Si esto no es terrorismo, ¿qué otra cosa puede ser?». «El BJP [miembro del Sangh Parivar - ndr] - continúa - no representa a la religión hindú. Representa en cambio a la política del odio en nombre de la religión. El gobierno de la India castiga a personas inocentes en lugar de asegurar que haya justicia para las víctimas». Se refiere a los siete cristianos inocentes condenados a prisión perpetua por el homicidio del guru Laxmanananda luego de una serie de postergaciones y procesos fraudulentos.
Lo más indignante, según el abogado Dibakar Parichha, quien está al frente de las acciones legales de las víctimas, «es que las propiedades de los cristianos sufrieron daños por un valor que asciende a 90 millones de rupias [12 millones de euros - ndr], pero las víctimas han recibido resarcimientos por un total de sólo 70 lakh [94 mil]».
Ajaya Kumar Singh, activista del Kandhamal Nyaya Shanti O Sadbhabana Samaj quien presidió la manifestación, concluye: «La paz no es la ausencia de violencia, sino que es vivir libres del miedo y de la inseguridad. Tenemos derecho a la igualdad, a la libertad y a la justicia. Estos son derechos universales e inalienables».