(Vatican Insider) A la vista del lanzamiento de la campaña, los obispos han cuestionado la seguridad de la vacuna, diciendo que el productor no ha aportado la información demandada y el gobierno ha ignorado la petición de pruebas de la validez de la misma.
La alarma de los obispos ha surgido después de un incidente reciente que parece haber causado la parálisis de 30 niños que recibieron una inyección de un fármaco contra la malaria en una clínica al oeste de Kenia. Según los obispos, el fármaco que creían que era quinina para los casos avanzados, contenía el analgésico paracetamol.
La respuesta inmediata del Ministerio de Salud de Kenya ha instado a todos los partidarios, especialmente los líderes de la Iglesia Católica, a seguir apoyando la campaña. Su Excelencia Mons. Fhilip Anyolo, obispo de la Diócesis de Homa Bay y presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia, ha dicho en una reciente conferencia de prensa en Nairobi: «no estamos en conflicto con el Ministerio de Salud, pero tenemos el deber moral y apostólica de garantizar a los keniatas vacunas seguras».
A principios de este año los obispos ya había tenido un enfrentamiento con el gobierno local a raíz de una campaña de vacunación neonatal masiva contra el tétanos quejándose de que se trataba de una forma velada de control de la población. Ambas instituciones llegaron al acuerdo de controlar todas las vacunas antes, durante y después de la campaña.
«No queremos hacer la guerra a nadie», ha dicho el Cardenal John Njue, obispo de Nairobi, «sólo queremos evitar que nuestra población sufra por causas externas».